[Opinión] No somos nada…, pero nos imputan todo

Artículo de Manuel Fernández de Sevilla* publicado en la web www.elcomunista.net

El jueves 9 de marzo de 2017 salió una noticia publicada en el diario Noticias de Navarra firmada por los miembros del Ateneo Basilio Lacort. Todos los argumentos señalados son sesgados y tergiversadores.

Para empezar en ningún momento se hacen eco del rechazo carlista al Decreto franquista de Unificación de 1937, y lo que supuso en el seno del carlismo la expulsión inmediata de todos aquellos que aceptaran la unificación con la falange y los nacional sindicalistas. Ello tuvo como respuesta el cierre de las academias militares carlistas, y la apropiación de los hospitales y la prensa carlista por parte del régimen franquista que se estaba fraguando.

El dictador Franco ordenó la expulsión y ex patriación del Jefe delegado del carlismo, Manuel Fal Conde, y del entonces príncipe regente Francisco Javier de Borbón Parma, precisamente porque se habían opuesto a ese decreto fascista.

La represión que los firmantes imputan al carlismo a través de los atropellos de los Tercios de Requetés Carlistas tiene como fondo desacreditar toda la historia del movimiento carlista, y todas las actuaciones y comportamientos de los carlistas, que ni mucho menos fueron como señalan los autores en cuanto a la condena que hacen por prejucio hacia el carlismo.

El Ateneo Basilio Lacort recurre a la caricaturización del carlismo una vez más, utilizando las categorías que el propio franquismo oficial daba al “carlofranquismo”, como si aquel fuera el legítimo representante del movimiento carlista, y acusa nuestros argumentos de escapistas, cuando realmente la imputación de los crímenes que realiza al carlismo, lo único que pretende es la criminalización de este movimiento histórico socialista.

Y esta denominación socialista para el carlismo fue reconocida por diversos autores, como Miguel de Unamuno, Valle Inclán, o el profesor Josep Fontana, entre otros. Pero, si de acuerdo al criterio del Ateneo, somos NADA hoy por hoy; imputar a NADA todos los crímenes de la represión franquista ocurridos en Navarra, sólo tiene como fin la criminalización y la desacreditación del Partido Carlista, y dejar a los verdaderos autores responsables sin condena alguna.

Los miembros firmantes del Ateneo no quieren darse cuenta que el propio carlismo fue víctima de la guerra civil, porque el mero hecho que se encontrara encuadrado en el bando de los vencedores jamás lo convirtió en vencedor, sino en un perdedor nato por doble partida, ya que se lo desacreditó desde el mismo régimen franquista a través de su instrumentalización, lo que lo convertía a los ojos de la opinión pública en colaboracionista, mientras diversos carlistas entraban en prisión o eran asesinados por el franquismo.

De esto saben muchos presos comunistas como Simón Sánchez Montero, quien al llegar a prisión, para su sorpresa, encontró a presos carlistas en las cárceles franquistas, con quienes compartió celda e ideas políticas. Un supuesto colaboracionismo oficial, que se contradecía con la posición del Carlismo liderado por el Príncipe-regente Francisco Javier de Borbón Parma, quien por cierto fue condenado por el régimen nazi, acusado de orquestar un maquis formado por comunistas y anarquistas en el sur de Francia, lo que le valió el ingreso en el campo de concentración de Dachau, y todo ello bajo la connivencia del franquismo y del mismo dictador Franco.

El Ateneo Basilio Lacort parece tener por objetivo la desacreditación del fenómeno carlista, sin tener en consideración ninguna de estas cuestiones que aquí manifiesto, al tratar de criminalizarnos, como si fuéramos unos violentos asesinos, porque en ninguno de sus argumentos existe una verdadera intención en la búsqueda de la verdad, sino de la caricaturización del carlismo bajo el prisma que lo presentó el franquismo ante la opinión pública.

La memoria histórica es colectiva, y nos pertenece a todos, no sólo a una parte, porque no sólo hubo víctimas republicanas, socialistas, comunistas y anarquistas a manos del franquismo fascista, sino que también las hubo carlistas. En el libro “Los crímenes de Franco en Euskal Herria 1936-1940” editorial Txalaparta, su autor Iñaki Egana cuenta entre las víctimas del franquismo fascista a carlistas, tanto en la página 99 como en la 182, para ignorancia de los Ateneístas. Ernesto Guadilla, carlista y preso en el Altuna Mendi, fue condenado a muerte por hablar con los funcionarios de prisiones republicanos. Entre los argumentos esgrimidos por el fiscal en su contra estuvo el de que antes de pertenecer al Partido Carlista había sido afiliado al PSOE. Lo mismo le ocurrió al carlista Heraclio Sierra, requeté de Barakaldo ejecutado en Derio el 9 de septiembre de 1937. Como ellos hubo muchos más.

Cuando se hace referencia a los cuerpos de requetés como escuadrones de la muerte, es con el objetivo de criminalizar a los carlistas y al carlismo, sin embargo los autores que firman el artículo, en ningún momento permiten la disquisición del juicio exacto al no esclarecer que no todos los miembros que formaron parte de los Tercios de requetés eran carlistas. En el seno de aquellos Tercios había militares del ejército, derechistas de la CEDA y del Bloque Nacional, había hasta Nacionalistas Vascos y Catalanes que no querían entrar a formar parte de los cuerpos militares de falange ni del ejército “nacional”.

La memoria histórica que pretenden es sesgada, manipulada, discriminatoria, que tiene toda la intención de criminalizar el carlismo. El carlismo del Partido Carlista que en el año 1986 fue junto a otros partidos socialistas y comunistas cofundador de Izquierda Unida, también forma parte de la memoria histórica y la superación de la guerra civil, pero los miembros del Ateneo pretenden ignorar esto con total intención que no reclaman ni siquiera para que esté presente en el Museo Histórico del carlismo.

Que al Museo del Carlismo de Estella le falta hablar de la manipulación que la derecha ultraconservadora hizo del mismo hasta empujarlo hacia una guerra civil, con toda intención de desnaturalizar sus objetivos políticos, no quita para afirmar que el proyecto carlista tenía muchas soluciones para los problemas sociales y territoriales existentes y que continúan existiendo en las Españas -empezando por la monarquía franquista actual-, al contrario de lo que afirman los firmantes del Ateneo. Por supuesto que queremos esclarecer la verdad histórica, condenamos la dictadura y formamos parte de la oposición antifranquista. Que la monarquía que defendían los carlistas nada tenía que ver con la que en el año 1931 se había derrotado electoralmente, porque defendía un proyecto de monarquía federal con la creación de nuevos marcos político institucionales tendentes hacia el autogobierno auténtico, que no dependiera de las directrices de Madrid.

Que el Ateneo Basilio Lacort, sus miembros firmantes, como somos nada, nos imputan todos los crímenes habidos, al carlismo, a los carlistas, acusándonos de escapistas, y al mismo tiempo tratan de ridiculizar, tal y como lo hace la derecha, los orígenes socialistas del carlismo, como si el monopolio del socialismo fuera patrimonio exclusivo de la respuesta postcapitalista protagonizada por el movimiento obrero decimonónico y posterior.

No es ninguna cínica ocurrencia que los carlistas fueran los portavoces y defensores del socialismo comunalista ya existente en el mundo rural ante la llegada de la imposición capitalista burguesa representada por las desamortizaciones privatizadoras del Comunal Público, además de ser también baluarte de las tradiciones del pueblo vasco y de los demás pueblos de las Españas, no en vano, canalizaron el descontento y la protesta contra todo egoísmo burgués nacionalista e individualista. Sin embargo, carlistas y nacionalistas vascos redactaron el estatuto de Estella de 1931, que fue boicoteado por los elementos progresistas, al tener para España un proyecto vertebrador jacobino centralista, muy diferente de la vertebración confederalista defendida por los carlistas.

Respecto a la cruel entrada en Gipuzkoa, donde asesinaron a nacionalistas, anarquistas y comunistas a mansalva, ignoran los miembros del Ateneo el boicot franquista a las conversaciones de paz mantenidas entre el Lehendakari Vasco don José Antonio Aguirre con el Príncipe carlista don Francisco Javier de Borbón Parma, que precisamente trataban de acabar con todas esas barbaries, asesinatos y atrocidades de la guerra civil.

Los amigos del Ateneo no quieren reconocer este carácter pacifista y reconciliador del carlismo, apuntan contra el mismo al hacerlo responsable de todas las desgracias de la guerra civil, como si el carlismo no hubiera sido víctima del propio fascismo franquista, derivado de la represión de este, también con muertos asesinados carlistas con nombres y apellidos; lo que muestra que también compartimos los sufrimientos y hacemos empatía. Que no queremos que existan mausoleos donde se rindan homenajes a dictadores, y no entendemos que hace todavía el dictador Franco enterrado en aquel valle en Madrid. La similitud entre Franco y Oliver Cromwell deja en evidencia el trato que en este país se da a los dictadores, muy al contrario que en Gran Bretaña.

Los ateneístas parecen sentirse cómodos en la sociedad capitalista y neoliberal vigente, modelo y sistema impuesto por la oligarquía plutócrata que el carlismo siempre combatió desde 1833. Al analizar el carlismo, muestran un sesgo histórico desde un quietismo maniqueo, para ignorar que todos los objetivos económicos de la derecha capitalista han triunfado finalmente en este mundo con la mercantilización de la vida, algo que tanto a carlistas, como socialistas que somos, a comunistas y anarquistas siempre nos repugnó.

Los carlistas estamos por la paz, contra todas las guerras que además tienen un origen y trasfondo económico de intereses capitalistas burgueses. Luchamos contra la dictadura franquista, compartimos nuestra lucha por la causa social y las libertades con el resto de compañeros de diversas sensibilidades políticas, entre ellos comunistas, socialistas, anarquistas… No estamos por ninguna dictadura, y exigimos memoria, justicia y reparación para todas las víctimas de la guerra civil y del franquismo.

*Economista