[Opinión] Desafío catalán al establishment político español

Artículo de Manuel Fernández de Sevilla* publicado en la web www.elcomunista.net

Barcelona 11/09/2014 Diada de Catalunya en Pza de España. Foto : Alvaro Monge

Ante la tensión política territorial en la que vivimos en las Españas, sería conveniente tomar en serio la tercera vía confederalista como solución al problema histórico, a través del voto democrático.

Adhesión de lealtad proclamada por los habitantes de Catalunya al Rey Carlos III de Austria durante la Guerra de Sucesión a la Corona de las Españas (1701-1714). La misma muestra el sentir de los catalanes por su Nación Catalana.

Dejadles votar

La situación catalana sigue siendo una constante en la historia de las Españas, una reivindicación histórica del pueblo catalán querer el retorno de sus antiguas Constituciones actualizadas y ser reconocida como país y como nación. Se trata de un derecho histórico y legítimo que el gobierno centralista de Madrid siempre les ha negado y les sigue negando utilizando la Constitución del 78 como corsé inamovible para según que cosas.

Federalismo & Centralismo

La perversión del lenguaje y las palabras han hecho federalistas a los centralistas que argumentan erróneamente el desarrollo de este concepto. Ahora todos los liberales y conservadores se han hecho federalistas cuando siempre fueron centralistas.

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Capitalismo & Socialismo

Hasta la caída del muro de Berlín en 1989, el capitalismo liberal se nos presentaba como el modelo económico más democrático que toleraba todas las expresiones y reivindicaciones democráticas también respecto a los países que demandaban su autodeterminación. Nadie en el mundo puso en duda las independencias de Estonia, Letonia y Lituania, Eslovaquia, Chequia, Croacia, Eslovenia, Montenegro. Claro, estas independencias se hacían en detrimento del llamado bloque socialista, al objeto de incrementar la influencia de la OTAN. Resulta paradójico, que los mismos que se jactaban y defendían estas independencias, hoy niegan el simple ejercicio democrático que exige el referéndum de Catalunya. Que unos supuestos intelectuales representen una opción retrógrada negándose a la consulta, no es propia de su posición, más bien quedan en entredicho.

¿Referéndum en garantías u otros objetivos?

No sé exactamente cuantos referendos van ya en Catalunya, he perdido la cuenta. Sean serios, de hacer un referéndum, realicen uno bien hecho y con garantías políticas respaldado por el Estado. Aquí no vale hacer un referéndum cada cuatro meses para que finalmente salga el resultado que quieren quienes se quieren marchar.

Estado y Gobierno Inamovibles

Si el gobierno desde las instancias estatales no permite una consulta democrática demuestra ser el brazo ejecutor de la dictadura política, no sólo de la económica. Por ello el gobierno español no puede presumir de ser un gobierno democrático al no permitir un plebiscito que permita a los ciudadanos catalanes elegir su destino.

La dictadura del mercado y la dudosa independencia de Catalunya

¿Desde cuándo bajo el sistema capitalista se puede elegir algo? El sistema económico capitalista no es un sistema de democracia económica, por lo que queda en entredicho la soberanía e independencia, no sólo de Catalunya, sino todos los países del mundo que han sucumbido ya a las exigencias y designios de la banca plutócrata. ¿Es realmente España un país independiente y soberano? Evidentemente no. ¿Acaso Catalunya quiere parecerse a este ente decrépito en pequeña escala? Parece que las pretensiones secesionistas aunque disfrazan con la bandera y la cultura catalana la independencia de Catalunya, ésta no será ni independiente, ni soberana, sino la copia mala y decrépita de una nación española que tampoco es independiente, ni soberana. Donde los sectores estratégicos de la economía están privatizados, no es posible ser independiente, ni soberano. Para serlo es necesario acudir a la realización práctica de los conceptos: autogestión económica, soberanía alimentaria, independencia económica, banco agrario de semillas, protección y enaltecimiento del factor tierra y el factor trabajo frente al factor capital. Dudo mucho de una burguesía catalana que su objetivo no es ni siquiera la independencia, porque sabe que en ningún país del mundo bajo el yugo económico capitalista es posible la independencia.

Las catadura moral de los secesionistas y de los separadores

Ambos se alimentan con el nacionalismo egoísta burgués que les caracteriza. Representan un choque de trenes, no son solución a los problemas de los catalanes. Los primeros representan una consulta territorial democrática de un día, finiquitando todas las demás, porque no están interesados en preguntar a los catalanes cuánto presupuesto público catalán quieren destinar a educación, a justicia, a sanidad, a medioambiente,… La burguesía capitalista nacionalista egoísta no entiende de más preguntas y consultas que las que le interesa,… el resto para ellos es populismo. Respecto a los separadores son el bunker del 78, representan el blindaje constitucional del franquismo y la interpretación inamovible de España una, grande y reprimida, muy pobrecita basada en la negación política, jurídica y territorial de la pluralidad de sus pueblos. Niega la realidad del Estado compuesto que ha articulado en limitadas Comunidades Autónomas sin ningún tipo de reconocimiento histórico legal de base y principio Foral, porque la Constitución del 78 se realizó encorsetando los derechos constitucionales de los distintos pueblos de las Españas, lo que significa que los Estatutos de Autonomía debían acatar una Constitución centralista preconcebida y no al revés, lo que ha significado el fracaso del actual estado constitucional del modelo autonómico.

Solución al problema político-territorial

Desde el carlismo se ofreció siempre una respuesta federalista y actualmente confederalista que permite expresar a los pueblos la libre autodeterminación desde la autogestión y libertad política. La historia del carlismo heredó el concepto de monarquía compuesta, del reconocimiento político y territorial de cada una de las partes que formaban los antiguos reinos o estados ibéricos, aquellos antiguos reinos cristianos, que los centralistas en su denostación, llaman de Taifas. Si en las Españas tenemos las mejores tradiciones políticas ibéricas, simplemente habría que acudir a los planteamientos Foralistas no sometidos a la actual Constitución del 78, para volver hacerlos brillar de nuevo en su antiguo esplendor, actualizados. Restaurar los Fueros es reconocer la identidad política de Constituciones propias asociadas a los distintos Estados políticos que conforman la unidad ibérica de las Españas, podría hasta invitarse a Portugal a participar en este proyecto Federalista de espíritu y construcción Confederal para evitar el choque de trenes.

Catalunya tiene legitimidad histórica para reclamar sus Constituciones propias y hacer de este elemento histórico una reivindicación histórica basada en la formulación de la Constitución Catalana, o Constituciones Catalanas, en plural, para abarcar a toda Catalunya.

Permitir el desarrollo de la realidad constitucional local para construir el Estado Federal desde la consulta democrática a los distintos pueblos de las Españas. Como en “Juego de Tronos”, los reinos unidos en la Corona que representa la vieja monarquía histórica.

¿Quién representa la histórica monarquía ibérica basada en los Fueros Constitucionales?

La monarquía compuesta histórica hispánica e ibérica, que vertebraba los distintos estados monárquicos, catalogados en reinos agrupados, que formaron las Coronas de Castilla y Aragón, fue el ejemplo de construcción dinástica de las Españas, unidas por la Corona representada por el Rey de las Españas, sin que aquello significase una unión centralista bajo la égida y protagonismo exclusivo de Castilla, ya que como indicó el político y jurista madrileño del siglo XVII, Solórzano Pereira: “Los reinos deben ser regidos y gobernados como si el rey que los mantiene unidos fuera sólo rey de cada uno de ellos”, tal cual explican en su libro Revoluciones y rebeliones de la Europa moderna los profesores Elliott, Mousnier, Raeff, Smit, Stone.

Desde el carlismo siempre se ha ofrecido esta solución al problema político ante la evidencia territorial plurinacional existente en España. S.M. Don Carlos Javier I es el heredero histórico de aquella Corona compuesta, territorial, pactista y polisinodial que fue la Monarquía Hispánica, una monarquía que desde el carlismo se presenta como democrática, socialista y confederal, por su construcción territorial y política desde abajo a arriba, responde perfectamente al planteamiento autogestionario a través del derecho a decidir y la autodeterminación de los pueblos, los cuales apuestan por una verdadera y auténtica construcción federal, poniendo en valor las Constituciones locales o Fueros de cada uno de los Estados políticos territoriales, como Catalunya, Galicia o Euskalherria, por poner tres ejemplos.

La Constitución vigente de 1978 no asumirá de ningún modo esta solución y planteamiento confederalista, esa es la razón por la cual sus políticos y quienes se amparan en ella niegan el derecho a decidir a los pueblos, como en este caso hacen con el pueblo catalán. Esa constitución es heredera del constitucionalismo español centralista, burgués capitalista, y por tanto representa un planteamiento de la historia de España sesgado, basado exclusivamente en la cultura castellana, ya ni eso, porque la han asociado al hecho de ser “española”, como si la cultura castellana fuera el resultado proveniente de la cultura española, cuando es al revés: España es el resultado de múltiples culturas, pueblos y estados históricos como el Catalán, el Vasco-Navarro o el Gallego, no al revés. Antes que España, estaban estos pueblos y sus propios estados constituidos en condados, principados o reinos. La unidad dinástica, dio como resultado la monarquía compuesta de la que es heredera el carlismo, y no la actual monarquía capitalista franquista vigente que representa Felipe el “VI”.

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La absorción de la personalidad castellana por el nacionalismo español, tenía como fin presentar una unidad hispánica basada en la homogeneización política, cultural y lingüística del castellano. Era una manera de alienar al pueblo castellano, arrancarle su personalidad histórica, desarraigarlo, y hacer del mismo la base y soporte del nacionalismo más rancio y casposo que ha habido en toda Europa: el nacionalismo español, que representan todas las opciones políticas descendientes del liberalismo español progresista y conservador, todas aquellas, las cuales niegan el derecho a decidir, la autogestión y la autodeterminación de las Españas peninsulares, como es el caso de la Espanya Catalana. Algo bien distinto ocurría con el carlismo, que mantenía la unidad hispánica basada en plurinacionalidad y la heterogeneización política, cultural y lingüistica ibérica, sosteniendo el autogobierno y la personalidad propia de cada uno de los pueblos a través de sus Fueros Constitucionales, posibilitando un Estado Compuesto representado por la vieja monarquía hispánica, con sus múltiples capitales, concejos, cortes, constituciones pactistas y consejos que hacían realidad la polisinodia.

*Economista