[Opinión] Banderas comunistas y falangistas en Lizarra
Escrito de Lázaro Ibáñez, secretario general federal del Partido Carlista; José Mª Porro, secretario general del Euskal Herriko Karlista Alderdia; y Jesús Mª Aragón, secretario general de Partido Carlista de Navarra-Nafarroako Karlista Alderdia; publicado en El Federal, nº 91, Julio/Agosto/Septiembre de 2024.
En relación a las cuatro banderas comunistas de la Guerra Civil que se encontraban depositadas en el Museo del Carlismo queremos exponer las siguientes consideraciones:
En primer lugar, la responsabilidad de que estas banderas, al igual que otras banderas falangistas de la misma época, hayan terminado en el museo de Lizarra es única y exclusivamente del Gobierno de Navarra, que ha utilizado este museo para almacenar objetos ajenos a la historia del Carlismo.
En segundo lugar, una de esas banderas comunistas al menos fue expuesta al público en la exposición permanente del museo de Lizarra y actualmente dos banderas falangistas siguen expuestas en esa desastrosa exposición.
En tercer lugar, unas y otras banderas son representativas del estalinismo y del fascismo, dos ideologías estatalistas y totalitarias de importación extranjera. El significado histórico de todas estas banderas es, por tanto, contradictorio y antagónico con la tradición fuerista, comunitarista y autogestionaria del Carlismo.
En cuarto lugar, el Gobierno de Navarra almacenando y exponiendo estas banderas en el museo de Lizarra, las mezcló con el patrimonio histórico que generosamente cedió el Partido Carlista. Toda esta situación es perfectamente calificable como una nueva humillación gubernamental al Carlismo.
En quinto lugar, exigimos que igual que las banderas comunistas han sido retiradas del museo de Lizarra, se haga lo mismo tanto con las banderas falangistas como con diversos paneles que muestran fotografías de los dictadores fascistas Adolf Hitler y Benito Mussolini.
En sexto lugar, aprovechamos la ocasión para recordar que en la exposición permanente del Museo del Carlismo no se recoge el hecho histórico de que el Decreto de Unificación del gobierno franquista suscitó una resistencia inmediata en las bases carlistas, actitud que no tardó en derivar en activa oposición política en la más temprana posguerra. Episodios como la represión franquista de las manifestaciones carlistas de Octubre de 1937 en Burgos, Gasteiz, Donostia e Iruña no deberían ser olvidados nunca.