[Opinión] La trampa

Las necesidades laborales de la pandemia han abierto la puerta a un nuevo sistema laboral, incipiente hasta este marzo negro y auténtico boom salva empresas y puestos de trabajo, el teletrabajo.

Resulta que la mayor parte de los puestos tele-operadores están ocupados por mujeres, y resulta también que muchas empresas han encontrado un fantástico medio de ahorro en el sistema, a lo que añadir que muchas mujeres lo encuentran cuanto menos cómodo, ¿cómodo?

Con la de analistas que pululan por nuestra sociedad últimamente, parece que nadie ha parado a analizar esta nueva posible situación para las mujeres en sus derechos laborales; la comodidad de no tener que salir de casa para trabajar conlleva al aislamiento entre los trabajadores y con ello la manera más fácil de evitar posibles reclamaciones y conflictos, pasas a ser tu sola ante la dirección, sin intercambio de opiniones aunque sea en los minutos mínimos del cafelito.

A esto y como mujer la cosa se termina de liar cuando decidas que no es preciso «arreglarse» para pasar al ordenador casero, luego vendrá el chándal como segunda piel, que para intercalar tecla con fregona es más cómodo y el paso siguiente ya llevará al retorno a la cueva del hogar, ese hogar en forma negativa del que tanto nos costó salir para ejercer nuestros derechos allá afuera, donde está la vida social.

Si a esto añades la probable disminución de puestos de trabajo por la crisis, de la que no se sabe porque razón primero salen disparadas las mujeres en puestos de trabajo de baja cualificación, estaremos sin duda a la vuelta de los años difíciles, en los que la mujer que «salía» a trabajar era un espécimen raro e incluso criticable por no dedicarse enteramente a «sus labores» esas que durante siglos nos habían atrapado con la pata quebrada y en la cocina.

La rambla morada que atascó calles y plazas en el inicio de este demoníaco 2020, no pasará a la historia como el inicio de la total liberación de la mujer, sino como el canto del cisne antes de su final si se sigue con patochadas postureras y no se va a la realidad, lo conseguido no fue suficiente y la lucha se llevó por un camino equivocado.

¿Aún estamos a tiempo?

DTG