[Opinión] La France insoumise
Artículo de Manuel Fernández de Sevilla publicado en www.elcomunista.net
Se revela como un puntal alternativo frente a la carestía creativa y al voto del miedo, la France Insoumise de Jean-Luc Melechon, formación política surgida al calor de las demandas sociales similar a la formación política española de Podemos, nacida de la ruptura con el Partido Socialista Francés, que al traicionar su discurso en el ejercicio gubernamental, ha creado una desafección creciente entre el malestar de los elementos populares, que han encontrado en Melenchon a su representante.
Una buena mayoría de gentes progresistas y conservadores, hoy situados en la supuesta moderación, en las suaves maneras, y en la talla de la alta política, no quieren entender como no entendieron la aparición de lo que señalan despectivamente como populista o populismo.
Estos políticos de la izquierda y derecha oficial, dueños de lo políticamente correcto, se han convertido en el símbolo de la “contrarrevolución” al apostar por la economía neoliberal y su globalización disparatada, y al mismo tiempo, cuando surgían las protestas populares no canalizaron sus demandas en el seno de los partidos políticos convencionales, actuando de forma ignominiosa.
Mas bien su respuesta ante los inicios y aparición del populismo fue de estilo frívolo, recordaba los comportamientos de las familias de la antigua aristocracia que se pavoneaban frente a lo que consideraban populacho siempre descontento y poco agradecido.
Ante las demandas de pan de los parisienses en los albores de la revolución francesa en 1789, se afirma que la reina María Antonieta comentó: “si no tienen pan,…que coman magdalenas”, pensando que sus súbditos hambrientos podrían elegir al igual que ella ante la falta de pan. Esta respuesta es exactamente la misma que las fuerzas políticas oficiales que representa el stablishment y la casta capitalista han dado a todo ese pueblo que se ha quedado sin trabajo, sin vivienda y sin futuro, por los efectos de la crisis capitalista y la privatización de los recursos.
El Partido Socialista Francés observa impasible los efectos negativos de la deslocalización industrial, y su remedio es la respuesta neoliberal del abaratamiento de los costes de producción, lo que implica recortes salariales y despidos inmediatos. Ponen de ejemplo a España para ser más competitivo. Se trata de la aceptación de la precariedad laboral y bajos costes de producción imputados al medio ambiente y la ecología, con los consiguientes efectos negativos de la contaminación. La misma respuesta que la derecha ante la misma situación. Ya no existe una verdadera diferencia entre la derecha oficial y la izquierda oficial que se turnan en el poder bajo una apariencia de democracia de proceso electoral, porque al final hay que hacer lo que impone la Troika Capitalista Europea.
Se ha pretendido señalar a quienes han recogido el guante de las demandas populares como populistas, demagogos y oportunistas, sin embargo los responsables políticos de turno no han actuado de forma honrosa y responsable, atendiendo y afrontando la cuestión social tal y como se les pidió desde un principio. Haciendo caso omiso, siguieron con sus quehaceres, y hoy nos encontramos con cuatro candidatos presidenciables en la República Francesa. Una república secuestrada por los intereses plutócratas, amenazada por sus miedos reflejados en una población que parece decantarse por los partidos derechistas y por la extrema derecha.
La candidata Le Pen representa el voto del miedo, la xenofobia, el racismo y la discriminación, un falso anticapitalismo señalado en su programa socioeconómico donde ha copiado las medidas que llevaba el Partido Comunista Francés en los años 70. Para aplicar esas medidas, la economía debe ser socialista, no capitalista. El candidato de centro liberal, Macron es un banquero, sus medidas van en torno a mantener los privilegios de los plutócratas bajo la apariencia de la “grandeur de la France”. Y lo mismo representa el candidato de derechas de los “Republicanos” François Fillon bajo un programa liberal-conservador que pone a Francia entre la espada y la pared con las misma política económica que impone la globalización neoliberal capitalista.
Frente a una Francia despersonalizada representada por estos tres elementos que la postran ante la oligarquía capitalista financiera internacional, existe una posibilidad de cambio: la France Insoumise. Una formación integradora, de sensibilidad social pública, que vuelve a poner en valor los valores de humanidad y fraternidad rescatando el lema revolucionario: libertad, igualdad y fraternidad, de las garras de los plutócratas que secuestraron la revolución francesa cuando utilizaron al pueblo como ariete contra las instituciones garantistas existentes durante el Antiguo Régimen, y todo ello, para hacer más fácil y transparente la explotación de los seres humanos bajo el señuelo de una falsa democracia y de una falsa libertad para imponer el sistema capitalista.
Esta formación que se resiste y hace frente en sus discursos y pulso político es la France Insoumise, la Francia Insumisa, la Francia que combate las políticas neoliberales, la Francia de quienes se han dado cuenta que el camino emprendido por la actual Unión Europea no es el camino, que hay otro futuro examinando otras posibilidades más humanas, solidarias y no mercantiles.
Sin embargo, la derechización de la sociedad francesa, representa muy bien el giro político económico de la actual Unión Europea, que vuelve abrazar los egoísmos nacionales del discurso de la patria colectiva representada en un grupo determinado étnico de franceses, franceses que se sienten franceses al estilo Marie Le Pen. La extrema derecha es el producto fabricado desde el liberalismo burgués capitalista desde su origen individualista egoísta, sólo que agrupa al colectivo desde las características religiosas, nacionales, culturales para hacer de ese egoísmo, un egoísmo grupal, un egoísmo de un colectivo que se siente Francia y niega Francia a las demás personas que no guardan ni tienen esas características que impone el grupo. Que la diferencia aparente entre la extrema derecha y la derecha es que la primera amenaza con abandonar la Unión Europea, pero no podemos hacer de esta posición un juicio llamado al escándalo como si el mero hecho de pertenecer y formar parte de esta Unión Europea fuera algo realmente beneficioso per sé.
La izquierda y derecha oficial han intentado persuadirnos en todo el conjunto de la UE, de lo beneficioso que es formar parte de la Unión Europea, pero han ignorado pretendidamente la situación calamitosa por la que están atravesando una gran parte de las personas de los distintos países que conforman la UE. Este descontento y malestar creciente no es sólo derivado de la corrupción política sino la situación diaria por la que atraviesan numerosos ciudadanos que poco a poco reflejan un voto disconforme con las exigencias oficiales transformadas en el pago de transferencias de las deudas a los plutócratas.
La Unión Europea ha olvidado su aspecto solidario y fraternal y ante la crisis que viene azotando desde el año 2008, ha recrudecido su papel en pro de los intereses de la Troika Capitalista que blindan los privilegios económicos de la oligarquía alemana, que se ha adueñado de todos los países europeos al hipotecar sus respectivos ingresos. Ingresos fundamentales para las políticas sociales y de inversión pública, se vienen recortando por las privatizaciones a las que se someten los sectores estratégicos de la economía, mermando con ello la posibilidad de la inversión pública.
Se pretende desde la izquierda de la France Insoumise reindustrializar Francia bajo la limitación medio ambiental que impone la tasa de reposición natural de los recursos y por tanto la ley de rendimientos decrecientes, y para ello, la formación de Melenchon apuesta por la incorporación de las energías renovables.