[Historia] Sobre la suerte de Ovidio Mateos

Artículo de Josep Miralles Climent publicado en Naiz (Euskal Herria) el 16/02/2023.

El pasado 9 de febrero, Iñaki Egaña publicó un reportaje titulado «Infiltrados, una historia larga y sangrienta en Euskal Herria». En él se dice que «Los GAC (Grupos de Acción Carlista), un pequeño grupo armado, ejecutaron a otro infiltrado policial, Ovidio Mateos, en la década de 1970, a quien acusaron de ser responsable de la caída de uno de sus comandos». Esa información tiene su origen en un libro del año 2000 sobre los GAC, titulado «La resistencia Carlista a la dictadura de Franco», de mi amigo Javier Onrubia, que a su vez la recibió de uno de los antiguos miembros de este grupo armado –José María Porro– que en 1970 estaba preso en la cárcel de Carabanchel. Yo mismo me hice eco de la muerte de Ovidio Mateos en un artículo sobre los GAC que publiqué en 2014 en el «Grup per a la Recerca de la Memòria Històrica de Castelló».

Sucedió que, poco después de publicarse mi artículo, se puso en contacto conmigo, desde Argentina, un hijo de Ovidio Mateos para decirme que había leído mi artículo, pero que no era cierto que su padre hubiera sido asesinado y me dio datos incontrovertibles. Como yo por esos años andaba escribiendo mi tesis sobre el carlismo, titulada «El carlismo militante (1965-1980)», llegué a tiempo de corregir el entuerto en mi «Capítulo sexto: el carlismo radical», con una serie de notas a pie de página en las que, además, se expone que los miembros de los GAC nunca asesinaron a nadie. También obtuve el testimonio de Porro que me aclaró alguna cosa más.

Trascribo de mi tesis (pp. 230 y 231) la parte de los textos y notas al pie de página que aclaran este asunto:

«Es interesante constatar cómo, según el antropólogo Macclancy, el recuerdo de los GAC es positivo porque sus comandos no cometieron ningún asesinato. Sin embargo, Porro, un antiguo miembro de los GAC, en sus notas publicadas sobre esta organización, cree que uno de sus antiguos compañeros, Ovidio Mateos Peñamaría, fue ajusticiado porque según cree les delató. Dice Porro que, estando él y sus compañeros ya en la cárcel, se enteraron de que el cadáver de Ovidio había sido hallado en la frontera cerca de Suiza, y asegura que tanto ETA como los GAC lo buscaban para juzgarlo. Pero lo cierto es que Ovidio no murió, sino que siguió llevando una zigzagueante vida en Francia hasta su muerte en Aubagne en el año 2014. Efectivamente, es el testimonio de Carlos Mateos, uno de los hijos de Ovidio, que vivió con él exiliado en Francia hasta que sus padres se separaron cuando contaba 5 o 6 años. Después lo veía poco pero le contaba historias de los GAC; ahora este hijo de Ovidio, que significativamente fue bautizado con el nombre de Carlos Hugo Javier, vive en Argentina y se puso en contacto con este autor tras conocer una publicación sobre los GAC en la que aparecía el nombre de su padre».

Espero que con este escrito quede un poco más clara la verdad sobre este aspecto de los GAC y de Ovidio Mateos.