Europa sí, pero no así (2004)

Estamos asistiendo a un momento trascendental en el proceso de Construcción Europea, en el que se están produciendo una serie de cambios y reformas que van a influir, de manera directa y decisiva, en el devenir de los Pueblos de Europa y por ende en el de sus ciudadanos. Por ello ha llegado el momento decisivo de tomar una posición clara, firme y sin ambages en torno al proyecto de Constitución Europea.Los Carlistas no podemos aceptar este proyecto constitucional por los graves defectos de fondo y forma de los que está lleno.

Se trata de un texto profundamente antidemocrático e imperialista, que limita considerablemente la independencia de Europa y que ha sido elaborado con absoluto secretismo por un grupo de burócratas profesionales, en el que no se ha tenido en cuenta, para nada, la opinión de los ciudadanos europeos.

Los Gobiernos más poderosos económicamente y la alta burocracia de Bruselas, en unión con las grandes multinacionales europeas, van a seguir dictando los destinos de Europa, con el Parlamento Europeo como títere democrático que legitime sus actuaciones.

Ahí tenemos las graves decisiones que se están imponiendo en relación a las políticas agrarias, industriales y sociales, todo ello en pos del “sacrosanto” Liberalismo Económico.

Sirvan como ejemplo la reforma de la “Política Agrícola Común”, P.A.C, recientemente aprobada, que va a significar la expulsión masiva del campo para centenares de miles de campesinos europeos, en beneficio de las grandes multinacionales y empresarios del sector, que –no lo olvidemos- son los que se llevan la parte del león de las subvenciones agrarias (en el Estado español el 9% de grandes propietarios recibe el 60% de las ayudas directas); o toda la cuestión relativa a los astilleros públicos españoles.

Por otra parte lo que antes se consideraban «servicios públicos» pasan a llamarse «servicios de interés general», que en la lógica del Acuerdo General de Comercio y Servicios (negociado en la Organización Mundial de Comercio con especial empeño por parte de la Comisión Europea), serán suministrados de forma progresiva por empresas privadas.

En nombre de la libre competencia y la igualdad, lo que en realidad se hace es dejar al ciudadano completamente desprotegido y en una situación de evidente desventaja frente a la empresa suministradora de agua que le intoxique, la eléctrica que le suministre un servicio deficiente, etc. sin que el Estado funcione como garante y vele por el correcto abastecimiento de los servicios públicos. Dejando bien claro qué tipo de Libertad nos pretenden vender, aquella en la que se da más importancia a la a la circulación del capital y de los productos que a la Libertad de las Personas.

No cabe la menor duda que siendo cuestiones que si bien se pueden abordar y tratar mediante políticas sociales por instituciones más cercanas al ciudadano y a los sectores implicados, se intentan ”resolver” desde Bruselas, de una manera fría y autoritaria, desconociendo el verdadero alcance social y humano de las mismas. Todo ello choca de frente con nuestro proyecto socialista autogestionario como proyecto de liberación colectiva que afecta a las personas, a las clases y a los pueblos.

Tampoco debemos olvidar que este texto jurídico no emana de ningún parlamento constituyente que refleje la Soberanía Popular y que ni tan siquiera, va a ser sometido a referéndum en varios Estados Europeos y en los que sí se va a someter, el resultado obtenido de la consulta no será vinculante.

Como bien se recoge en el programa electoral de las últimas elecciones al Parlamento Europeo presentado por el Partido Carlista, los Carlistas no nos oponemos a Europa. Los carlistas, queremos una U. E. Federativa, que debe nacer desde la voluntad soberana de los diversos Pueblos de Europa a partir de instituciones previamente autodeterminadas, para aquellos que democrática y voluntariamente decidan formar parte de ella.

En el proyecto constitucional no existe ninguna mención al Derecho de Autodeterminación de los Pueblos, en claro retroceso con respecto a la Carta de Naciones Unidas y se ha eliminado toda referencia a los pueblos de Europa, dejando bien claro que no hay lugar para ellos en la UE, que las naciones sin Estado deben perder toda esperanza y que los únicos que mandan aquí son los actuales Estados.

Queremos una Europa construida de abajo arriba, en la que todos seamos partícipes y responsables de su creación y desarrollo. Una Europa Unida en Libertad, sin ningún tipo de imposiciones, porque estamos convenidos que es esta la única fórmula de convivencia pacífica y solidaria entre todos los Pueblos que la conforman.

Una Europa en la que éstos, tengan capacidad de decisión en todo aquello que les afecte.

Una Europa en la que se protejan y respeten los derechos individuales y colectivos de sus miembros así como sus peculiaridades culturales. ¿Por qué no se puede hablar en catalán, euskera, escocés… en el Parlamento Europeo? ¿Acaso no son idiomas tan europeos como el inglés, el francés o el castellano?

Por todo ello decimos EUROPA SÍ… PERO NO ASÍ, lema con el que se presentó el Partido Carlista a las Elecciones de 1994 al Parlamento Europeo, aún hoy, plenamente vigente en su totalidad.

PONENCIA APROBADA EN EL CONGRESO FEDERAL DEL PARTIDO CARLISTA.
TOLOSA-EUSKAL HERRIA
14-11-2004