[Editorial] El verano ya está aquí

En este número 70 de El Federal se refleja lo que dio de sí la fiesta del Montejurra´19, y  también hay que decir algo sobre lo que sucede en la sociedad de la que formamos parte, para contribuir a su mejor funcionamiento hasta conseguir la anhelada Justicia Social.

Este año 2019 está siendo un año muy electoral: elecciones generales al Congreso y al Senado centrales el 28 de abril, elecciones autonómicas, municipales y europeas, en el mismo día, el 26 de mayo. ¡Y que no tengan  que repetirse las generales si el partido político que más congresistas sacó, el PSOE, no consigue los apoyos suficientes para la investidura como Presidente del Gobierno de su cabeza de lista, Pedro Sánchez!. Porque dice que quiere formar un Gobierno central  de su entero gusto; para eso hace falta tener mayoría absoluta de parlamentarios; y no la tiene. O sea que hay que hablar con la gente de otros partidos políticos, y no para ceder en nada, sino para sumar fuerzas y conseguir, alcanzar un nivel de satisfacción mayor para un mayor número de personas. Forma parte de la Democracia.

Da grima ver cómo las acusaciones que se lanzan mutuamente se pueden volver contra los mismos que las lanzan. Dicen los partidos que representan posturas de derechas que no van a facilitar la investidura de Pedro Sánchez, como éste les pide, absteniéndose, porque se ha aliado con nacionalistas, independentistas y con amigos de la extinta ETA, cuando podría darse el caso de que el sentido de su voto negativo fuese igual que el de los por ellos denostados, y entonces… ¿quién sería cómplice de quién y de qué?. Su excusa es la Constitución de 1978; pero esa derecha hace pactos “internos”, en otros niveles políticos y territoriales,  con alguien que propugna suprimir las Autonomías, o los Conciertos económicos, plenamente constitucionales. Además, históricamente hablando, también la derecha ha pactado con los nacionalistas e incluso ha negociado con ETA.

Cuando se ha perdido el norte de la política como servicio a la Sociedad para contribuir a su mejor y más eficiente organización para que el día a día de la ciudadanía se desarrolle con serenidad y hasta con un cierto optimismo de que el camino que se sigue es el adecuado para conseguir la Justicia Social, pasan estas cosas (y otras peores que podrían pasar).

El Partido Carlista, siquiera sea testimonialmente, ha participado en las elecciones autonómicas de Aragón, y en las municipales de Puente la Reina de Navarra. Felicidades por su valentía y por su ejemplo de organización que nos recuerdan nuestra tarea como partido político: el servicio a la Sociedad, que también se presta en esos niveles institucionales, aunque no sólo; eso es lo que se quiso resaltar en los discursos de la campa, el pasado 5 de mayo. No basta con depositar el voto y dejar todo el quehacer en manos de los elegidos; hay que seguir apoyándoles en la calle y desde los movimientos populares surgidos para dar respuesta a algún problema social concreto, planteándoles posibles nuevos modos de solución, e incluso censurándoles algunas actuaciones que se consideren incorrectas, o incoherentes.

La manera en la que se ha desarrollado la constitución de los Ayuntamientos, o los Gobiernos autonómicos, da la impresión de que ha estado muy condicionada por las instrucciones recibidas desde lo alto de la organización respectiva, y es una pena porque pone de manifiesto que la autonomía de los niveles inferiores de organización de la Sociedad es muy limitada.  Nosotros queremos que sea mayor y que esté guiada por las necesidades y características propias de  esos niveles.

En cualquier caso, el verano ya está aquí, con su apariencia de descuidado descanso al sol y de vacaciones, a cuyo fin, y a la vuelta de las mismas, puede que nos encontremos con alguna sorpresa desagradable que nos vuelva a poner frente a la realidad de que no nos podemos descuidar, que tenemos que estar atentos para que no “nos la metan doblada” y retomar la sensación de que aquí “no ha cambiado nada”, con el desánimo consiguiente.

El verano no es para olvidarnos de la vida del resto del año; si acaso, un descanso para retomar impulso y mantener la tensión  participativa en los asuntos que nos competan (todos).