[Opinión] El negocio de la sanidad privada

Carlismo, sanidad pública

Artículo de Manuel Fernández de Sevilla*

El ámbito de lo social está en regresión. La atención social lo está y por supuesto la sanidad. Existen una serie de problemas derivados de la privatización de la sanidad, que ha convertido la sanidad en un negocio, donde las clínicas en manos de compañías privadas y grupos médicos con ánimo de lucro se están forrando a costa de una atención médica precaria, reducción del tiempo de hospitalización, derivaciones que vienen de la sanidad pública, y que tienen un coste mucho mayor en comparación si se realizaran las atenciones en el sistema sanitario público.

Desde los años 70 del siglo pasado, se ha venido perturbando a la población para que fueran atendidas en clínicas y hospitales privados. Desde los gobiernos neoliberales tanto psoistas como peperos, se han favorecido las políticas liberalizadoras y privatizadoras de lo público, con la consiguiente y creciente privatización de la sanidad. La idea de fondo que subsiste para permitir semejante atrocidad, es el elevado coste y carga que sufre el Estado con el gasto público, y la idea de los liberales, pretendía aminorar y reducir esa carga para favorecer una menor presión fiscal impositiva.

El primer efecto de la privatización de la sanidad ha sido la de convertir al paciente en cliente. El paciente que sufre el dolor y la enfermedad, así mismo sigue sintiéndose paciente, pero ante los ojos de la sanidad privada, su realidad es verse transformado en un cliente, porque quien tiene dinero puede acceder a este sistema sanitario privado.

La atención sanitaria privada se rige por patrones economicistas, y por tanto en ese contexto manda el dinero, no la salud del paciente, de forma que los informes médicos que detallan la situación de los pacientes graves, aminoran su gravedad, o la disimulan de diversas maneras. La sanidad privada mantiene cerradas las plantas que puede,enviando a los pacientes enfermos de nuevo a casa, bajo informes favorables de alta que no se corresponden con la sensibilidad que debía tenerse ante este tipo de pacientes. La sanidad privada tiene explotados a todo el personal a su servicio excepto a los grandes médicos de planta que dan valor añadido al grupo hospitalario. La sanidad privada deja por las noches a los hospitales y clínicas privadas o de explotación privada, en manos de un sólo médico de guardia, que es en realidad el médico de urgencia, de manera que si tuviera que atender una entrada de urgencia hospitalaria y al mismo tiempo un paciente de planta sufriera una complicación, no podría atender a los dos sitios al mismo tiempo.

El secreto de la sanidad privada y sus supuestos buenos rendimientos económicos radica en la explotación del personal laboral, al rodearse de celadores y enfermeros mal remunerados, evitando la contratación médica, o manteniendo los ratios médico/pacientes muy por debajo de lo que cabría esperar en justicia. La remuneración salarial del personal privado está en torno la mitad de lo que se gana en la sanidad pública. Volvemos a lo mismo de siempre, lo que supuestamente nos sale barato, es en realidad muy caro, hasta el punto de convertirnos todos, en clientes del sistema capitalista sanitario.

Los gobiernos progresistas y conservadores se han turnado en el poder para asentar el funcionamiento del sistema sanitario privado, hasta el punto de permitir el cierre de hospitales de gestión y explotación pública, cuando resulta que se ha incrementado la demanda pública de atenciones sanitarias, bien por diversas causas que van desde una primera atención a una compleja operación, resulta que las Administraciones Públicas Sanitarias se han visto obligadas a realizar derivaciones de sus pacientes a la Sanidad Privada. En el fondo de todo ello se encuentra en los beneficios de las puertas giratorias, donde los responsables públicos del sistema de salud encuentran futuros puestos de trabajo en los consejos de administración de las compañías sanitarias privadas una vez abandonan la vida política, y para ello, mientras están realizando sus funciones públicas se dedican a recortar en la sanidad pública, cerrando con ello hospitales de gestión y explotación pública, permitiendo a su vez la apertura de clínicas privadas. Las derivaciones de pacientes de las que hablábamos antes, al quedar colapsado el sistema sanitario de atención y gestión pública, los gobiernos locales permiten dicha derivación cargando al presupuesto público las atenciones de estos pacientes que se realizarán en el sistema sanitario privado mediante un plan de choque, que se nos vende a los usuarios y beneficiarios de la sanidad como una grata comodidad para que el paciente afectado evite largas listas de espera interminables, y pueda operarse en el mayor breve tiempo posible. El coste que tiene que pagar la Administración Pública por las atenciones de las derivaciones de pacientes al sistema sanitario privado es realmente escandaloso, ya que sería mucho más barato que hubieran estado vigentes los hospitales públicos que de manera vergonzante y vergonzosa se han cerrado por órdenes gubernamentales, tanto del gobierno central como de los autonómicos, éstos, han demostrado ponerse al servicio de los intereses económicos privados, sirviéndolos, ofreciéndoles en bandeja la atención sanitaria que la están convirtiendo en un negocio.

La sanidad es otro de los sectores estratégicos de la economía, y ello lo saben bien los agentes privados que la quieren privatizar para convertirla en un negocio. Detrás de la privatización se esconde el discurso neoliberal que trata supuestamente de evitar el encarecimiento del presupuesto público, mientras no sean ellos los beneficiarios de las concesiones de las explotaciones privadas del negocio sanitario. Pero en el fondo de todo ello, se esconde el problema de la Deuda Pública, del fuerte Gasto Público, necesario para garantizar una sanidad pública, gratuita y universal de calidad, y un débiles Ingresos Públicos, que se van en su mayor parte, al pago de la devolución de los intereses de la Deuda Pública, la cual cada vez es más creciente, y ahoga el futuro de la sanidad pública, del resto de sectores estratégicos de la economía, y el futuro de todos los ciudadanos.

La solución, viene de la mano de hacer fuertes los Ingresos Públicos, y de devolver al comunal público todo lo que los agentes privados, en provecho propio, han robado y expoliado. Se consigue haciendo conscientes y responsables a las personas, y más de cara a las futuras elecciones.

*Economista