[Opinión] Los derechos de la mujer son los derechos de todos
Artículo de Manuel Fernández de Sevilla*
El día 8 de marzo se convocan diversas movilizaciones sociales para reivindicar los derechos de la mujer frente a lo que ha sido el dominio de la sociedad machista y patriarcal. Todos los grupos políticos se sienten defensores de los derechos de las mujeres sin atender a la realidad de la brecha salarial, la maternidad, el reconocimiento de su trabajo dentro del mercado laboral y en el hogar. Por ello reivindicamos los derechos de la mujer como nuestros derechos, porque nos afectan a todos.
Lucha de clases:
No podemos perder de vista este principio, ya que en origen, la oligarquía capitalista declaró la guerra al pueblo, mediante el proceso de robo, expropiación y expoliación de los recursos y medios de producción que eran públicos y comunales, y por tanto no eran privados. El endeudamiento financiero en el que está basado el sistema capitalista, somete a los pueblos y les roba sus bienes, recursos y medios de produción comunitarios.
Socialismo frente al Capitalismo:
Así nace el socialismo como idea económica y social que se contrapone al egoísmo burgués capitalista, el cual trata de concentrar los recursos, bienes y medios de producción comunales en pocas manos atendiendo a la privatización de lo público, de la res-pública o cosa pública.
El desarrollo del movimiento obrero decimonónico en su lucha por los derechos de las personas, defendía la dignidad humana reclamando justicia social basada en salarios dignos, viviendas públicas, jornadas de ocho horas o menos, igualdad salarial entre hombre y mujeres ante el mismo trabajo.
Recordemos que el origen del capitalismo nace en el siglo XVI y XVII con el desarrollo del mercado y comercio de esclavos completamente ajeno a la realidad de los Estados monárquicos de entonces. El tráfico de personas enriqueció a las burguesías y oligarquías que posteriormente defendieron el señuelo de la “democracia” basada en las Constituciones liberales que reconocían el libre comercio, la propiedad privada y por tanto el ejercicio del caciquismo mediante la dinámica de hacer transmutar a la democracia en un mercadillo, donde quienes son elegidos en realidad, no son los representantes populares sino los designios de la oligarquía capitalista y sus intereses explotadores.
La lucha de clases molesta a la oligarquía capitalista, la cual aprovecha la caída del muro de Berlín en 1989, pues ya no existe amenaza comunista alguna de ningún bloque soviético, y ello posibilita el desarrollo y ejecución de políticas neoliberales encaminadas en favorecer la privatización de los recursos, bienes y medios de producción comunales. Estas políticas han dejado al pueblo desnudo y sin recursos propios, de manera que se ve postrado ante las sucesivas hipotecas de sus ingresos, ya que los ingresos del Estado quedan mermados por los crecientes intereses que incrementan la deuda pública.
La inestabilidad económica de las familias víctimas del sistema neoliberal capitalista les lleva a perder su empleo y por tanto su salario. No tienen ingresos dignos con los que hacer frente a los gastos del hogar. Esa inestabilidad laboral se traduce en fracaso emocional con la pérdida del puesto de trabajo y del hogar. El capitalismo y su dinámica neoliberal lleva a las personas a una situación de estres y ansiedad, dejando a las mujeres desamparadas, cuando por otro lado se les exige ser madres a toda costa.
Brecha Salarial:
El capitalismo se basa en la especialización productiva, y divide a los trabajadores de acuerdo a su puesto de trabajo en la búsqueda de la eficiencia productiva. Para ello las fuerzas burguesas de la oligarquía capitalista inventaron diferencias salariales ante un mismo trabajo. Supuestamente este sistema depende del nacimiento de más seres humanos que vengan al mundo a reemplazar a sus padres, y convertirse en mano de obra del “ejército de reserva”, nuevos trabajadores que para acceder al futuro mercado laboral deberán aceptar las condiciones impuestas por la realidad de la oferta y la demanda de trabajo.
El neoliberalismo capitalista trae consigo el libre movimiento y circulación de capitales, aunque paradójicamente viene limitando la libre movilidad de las personas. Si imaginamos la plena libre movilidad de las personas que buscan empleo, y además a ello le sumamos las condiciones de la aplicación del neoliberalismo capitalista en su faceta anarco-capitalista, llegaremos a obtener unas condiciones laborales salariales paupérrimas.
Es lógico y de justicia social que ante la ejecución y elaboración de un mismo trabajo, el salario de la mujer y del hombre sea exactamente el mismo. No tiene ningún sentido y es completamente injusta la existencia de la brecha laboral salarial.
Matriarcado versus Patriarcado:
La lucha de clases se ha sustituido por la lucha de sexos. Matriarcado y patriarcado son sinónimos de sexos opuestos. El hombre no es malo por el hecho de ser hombre, no es violador en potencia por el hecho de ser hombre, no es asesino en potencia por el hecho de ser hombre. Si en cambio es verdad que las víctimas de malos tratos son mujeres, son víctimas de violencia de género que estamos viendo que acaban siendo asesinadas por sus ex-amigos, ex-compañeros sentimentales,… No podemos pensar que la solución al problema machista se realiza sustituyendo el patriarcado actual vigente por el matriarcado. La lucha feminista no es, ni puede ser una lucha para imponer ningún modelo de sociedad matriarcar bajo parámetros copiados del actual y vigente modelo patriarcal.
Lucha de Sexos:
La lucha de sexos trata de secuestrar el feminismo, las ideas y valores feministas que enarbolaban y asumían desde un principio la lucha de clases. El enriquecimiento de los países occidentales del bloque capitalista, ha llevado a la mayoría de mujeres y hombres ciudadanos de los mismos a aceptar el sistema económico capitalista, desechando por completo el origen del problema radicado en la lucha de clases, para sustituirlo por un nuevo desenfoque del análisis de la realidad: la guerra de sexos. El hecho que en los consejos de administración de las grandes corporaciones estén dirigidos por hombres y no por mujeres no es suficiente crítica para reclamar una mayor justicia social, ya que de ser sustituídos esos hombres por mujeres, el problema seguirá existiendo igual y se llama neoliberalismo capitalista. Una buena parte de las mujeres de derechas asumen este desenfoque que se ha hecho de las ideas feministas, para defender y reclamar, que es a ellas a quienes corresponde sustituir a los hombres en esos puestos de responsabilidad para ejercer la explotación neoliberal capitalista.
Es decir, el nuevo feminismo que redescubrimos o la manipulación que se está haciendo del mismo no está atacando la raiz del problema surgido de la dinámica de la explotación neoliberal capitalista, sino, que simplemente se conforma con sustituir a los hombres por las mujeres en todos aquellos puestos de responsabilidad para la explotación, robo y expoliación capitalista. Es decir que el principal problema para esta visión del feminismo desenfocado se soluciona teniendo a muchas más Ana Patricia Botines (Banco Santander), como presidentas de las grandes corporaciones financieras, y no poner atención en el origen o la raíz de donde proviene la desigualdad de la brecha salarial y laboral.
Para esta visión desnortada de este falso feminismo que trata de arrebatar las marchas de reivindicación social en favor de los derechos de las mujeres que son los mismos que los de los hombres, o al menos así debería ser, es fundamental que los partidos políticos estén dirigidos por personas como Cristina Cifuentes, Adrea Lewi, Esperanza Aguirre o Margaret Thatcher, ya que para este falso feminismo, el problema no es la existencia del sistema neoliberal capitalista, sino que las mujeres no lideren los procesos de expoliación, robo, privatización, dependencia y alienación propios de este sistema. Este desenfoque de este falso feminismo trata de dar a entender que el feminismo es hembrismo, el cual basa su ideología en el odio al hombre, en adquirir y hacer propios lo que entinede como “roles de los hombres”.
Mujer trabajadora
Señalar que la mujer trabajadora, lo es todos los días, aunque el día ocho de marzo de cada año se celebren movilizaciones sociales en las que tod@s participamos para defender los derechos y libertades de tod@s l@s ciudadan@s . Que el sistema capitalista no está por reconocer derechos y libertades que nos afectan a tod@s los ciudadan@s. Que vivimos inmers@s en un proceso de regresión de lo público y del bien común que afecta a lo social debido al olvido de la raíz del problema: la lucha de clases. Si no reivindicamos la lucha de clases NO se es Feminista, ni Carlista.
*Economista