[Opinión] De “ismos” e ideologías
Artículo de Jesús María Aragón Samanes, secretario general del Partido Carlista-EKA de Navarra, publicado en Plaza Nueva (Tudela) el 28/03/2023.
Se supone que la gente puede esperar legítimamente que los que nos unimos en torno a una ideología, un “ismo”, es para que la particular aportación del ingenio de cada uno sea más eficiente de cara a que la organización de la sociedad en la que el ser humano, hombre/mujer, desarrolla su vida, propicie unas condiciones que favorezcan el desarrollo de sus cualidades personales.
Se supone que no nos unimos para proyectar la imagen de que nos vamos “buscando las cosquillas”, remarcando los fallos, defectos, errores, culpas…
En mi caso, al unirme con otros compañeros en torno a la ideología Carlista, no es para refugiarme en ella, no es para “blanquearla”, ni para medrar en la escala social, ni para que solucione mi vida, sino para aportar planteamientos que lleven a la consecución de lo que los carlistas llamamos “Bien Común”; y cuantos más seamos los que buscamos lo mismo más eficaces podremos ser.
Josetxo Arbizu, en un reciente escrito dice que el Carlismo es una de las peores cosas que “hemos” (¿¡) exportado. No es así. Los problemas que el Carlismo ha sufrido, así como los que ha generado, han sido producidos por la “importación”, ya que desde su origen histórico fue combatido y atacado por la Cúadruple Alianza, formada por Francia, Inglaterra, Portugal, y España.
Si el Carlismo hubiese sido “exportado”, tal vez alguna “filial” hubiese tenido “éxito” y hoy el discurso en torno al Carlismo sería otro.
Por cierto, la organización de la que se reclama miembro Josetxo Arbizu, es producto de un “ismo”, de una ideología, con clara y probada vocación exportadora. Otro de sus productos es el actual atacante y verdugo de los habitantes de Ucrania, que ha sido reclamado por el Tribunal Penal Internacional por delitos contra la Humanidad y contra el Derecho Internacional.
Lo que sucedió aquí a la guerra civil de 1936-39, fue el franquismo, desgraciadamente. El Carlismo, a pesar de haber estado en el bando “vencedor” de la guerra, no tuvo ninguna posibilidad de llevar a cabo su programa de acción social, política, económica, educacional, cultural, sanitaria, laboral…Por el contrario, el franquismo vigiló, reprimió, expulsó a su dirección, lo atacó con bombas de mano en Begoña en 1942, volvió a atacarlo con ametralladoras el 9 de mayo de 1976, e impidió su presencia electoral en 1977, al no legalizarlo.
Todo esto no “blanquea” nada, pero hay que tenerlo en cuenta también para que la visión del Carlismo no pueda ser tachada de maniquea, sesgada, tergiversada, y parcial.
Nadie, ni personas, ni grupos sociales, estamos libres de errores, fallos, culpas…, pero no deben ser la estrella del Norte que nos guíe en nuestro actuar público y social, sino el Bien Común.