[Opinión] En respuesta a Enric Juliana, por Víctor Cervera
El passat dilluns, dia 11, i el divendres, dia 15, el sr. Enric Juliana va publicar a La Vanguardia uns articles sobre el Carlisme, només voldria fer unes observacions:
1r. El Carlisme sempre ha reivindicat la seva legitimitat histórica en front d’uns règims totalments liberals-capitalistes.
2n. El Carlisme no te res a veure ni amb el sr. Puigdemont ni amb Junts per Catalunya. No existeix cap carlisme del sr. Puigdemont.
3r. Si el sr. Puigdemont sabés quelcom sobre el Carlisme mai s’hagués sumat al procés independentista que no ha portat a cap lloc.4rt. Nosaltres sempre hem estat foralistes que, traduït a la terminología actual, voldria dir federalistes. Un federalisme fet de baix a dalt, començant pels municipis fins arribar a l’Estat federal passant per les autonomies o estats federats. Un federalisme basat en el Principi de Subsidiarietat.
5e .El Carlisme a uns els interessa situar-lo encara en el s.XIX i a uns altres etiquetar-lo d’esquerrà, peró la realitat és que el Carlisme a lo llerg de 200 anys ha sabut, sense renunciar a les seves arrels, adaptar-se en cada moment a la evolució lógica de la Societat. Sense renunciar al quadrilema de Déu, Paria, Furs i Rei el Carlisme es manifesta per la Llibertat, el Federalisme i l’Autogestió a tots els nivells. Contra la opressió d’un sistema liberal-capitalista que està ofegant a la clase mitjana i treballadora.
Víctor Ml. Cervera i Queral.
Secretari General del Partit Carlí de Catalunya.
Muy acertado en sus palabras, Víctor Cervera.
Me parece que el compañero Cervera sigue sin entender lo que está claro para el Carlismo; la formula aprobada en distintos Congresos es la Confederación y no admitirlo es estar fuera de la línea ideológica oficial.
Me parece que alguien no sabe demasiado bien en qué consiste una Confederación. Sería necesario aclarar conceptos sobre federalismo y confederalismo.
Tienes razón, de haber asistido a anteriores Congresos, lo habrias entendido.
El Sr. Cervera parece recién incorporado al partido. Insistir en el federalismo aboca a pensar en ello. ¿Acaso ignora que oficialmente, congreso tras congreso, la Confederación es la propuesta oficial, y hoy vigente, distintiva en lo territorial.
Tras la formulación del profesor Gómez de Arteche aprobada en el XI Congreso (2004), en el XIII (Estella/Lizarra) de 2012 fue ratificada sin contradicción alguna la ponencia de Javier Cubero, presentada en esa ocasión por Nekane Goldaraz y Andoni Rabanal, que contenía igual posicionamiento. De la misma es esta declaración:
“El Partido Carlista lucha por la reconstrucción de las Españas, es decir por el desmantelamiento del Estado oligárquico, la devolución de la soberanía a los Pueblos y la creación de un marco confederal de relaciones horizontales, cuyo nacimiento y desarrollo es inseparable del ejercicio del derecho de autodeterminación, siendo además el único marco político desde donde se puede asegurar la supervivencia nacional de los diferentes Pueblos y su libertad social.”
Concreción que complementaba la referente a la institución monárquica en la misma ponencia, e igualmente aprobada sin contradicción alguna: “El Partido Carlista no plantea ningún pleito de tipo dinástico, sino socio-político, oponiéndose tanto a la actual Monarquía , heredera y continuadora directa de la dictadura franquista, como a las estructuras de poder centralistas y capitalistas en que se apoya.”
Ese es el posicionamiento ideológico actualmente oficial del Partido Carlista. Es extraño, en consecuencia , que alguien, como el Sr. Cervera que ostenta una responsabilidad política en el Partit Carlí de Catalunya muestre su adhesión a la formula Federal e incluso afirme que hoy el Partido Carlista defiende el hace décadas ya abandonado cuatrilema Dios-Patria-Fueros-Rey sustituido por el de Autogestión-Confederación-Socialismo y Autodeterminación (en sus siglas conocido como ACSA).
El posicionamiento del Sr. Cervera es claramente identificable con la Comunión Tradicionalista, no con el Partido Carlista.
En el transcurso del último Congreso en Zaragoza, el Sr. Olcina presentó una ponencia en contra de la mayoría de las ponencias presentadas por varios militantes donde, además de alegar en contra del legitimismo, defendía pormenorizadamente las bondades de la confederación.
Esa ponencia, la de Olcina, fue desestimada por la militancia en un resultado de casi tres a uno, en cambio las ponencias donde se defendía la Federación, ganaron en la misma proporcion.
¿El resultado del último Congreso donde la decisión de la militancia en respaldar el Federalismo, carece de valor?
Mas que estupor me produce pena el comprobar que alguien que intenta rebatir desconoce lo que ataca o descalifica. Y este es el caso de Alfredo Morata: ni se ha leído mi ponencia, ni, según lo que dice, asistió al XIV Congreso celebrado en Zaragoza en noviembre de 2016.
En la ponencia se incluyen varias citas de lo declarado por Carlos Hugo los años 1979 y 1980 antes de su marcha del Partido Carlista sin explicación alguna, y de ella es esta contundente afirmación a propósito del desencuentro entre él y el partido, y que era promovido a causa de:
«las tensiones que surgen de la vinculación del Partido a una causa dinástica, personal y familiar.»
La descalificación de la monarquía, pues, no es mía sino del máximo representante de la Legitimidad monárquica.
Por otra parte ¿Dónde aparece cualquier muestra contraria a la Legitimidad en la ponencia?. Compruebo consternado que Alfredo Morata no sabe distinguir entre Legitimismo y Dinastismo. Yo reconozco y defiendo la Legitimidad de los descendientes y sucesores directos del Rey Don Javier, pero ni soy «dinástico» ni, mucho menos, monárquico (y ya lo tengo explicado en mas de una ocasión).
Por otra parte quien lea -o le eche una simple ojeada- mi ponencia podrá comprobar que tan solo recuerdo la reiterada aprobación del Confederalismo como propuesta básica y original del partido, porque lo de pasar a denominar oficialmente al partido Confederal Carlista ni tan siquiera fue abordado, por lo que el Confederalismo quedó como estaba.
Por último, Alfredo Morata, sería bueno que repase la Declaración final del Congreso redactada tras alcanzar un pleno consenso por parte de los componentes de la Mesa, y en la que de seis miembros había tres dinásticos y «federalistas» .
Por último, y para evitar mas confusiones o interpretaciones torticeras e interesada,haré lo posible para reproducir mi ponencia en algún medio para que pueda ser conocida. En cualquier caso puede indicarme alguna dirección y con mucho gusto se la remitiré.
Pues aclaraos porque en estos momentos se puede ver en la web oficial del partido carlista un gráfico con el texto “FEDERALISMO PARA CONVIVIR”.
Dicho esto, creo que si partimos de conceptos netamente carlistas no tendría que haber ninguna dicotomía entre federalismo y confederación puesto que el carlismo aboga por un ESTADO MÍNIMO (en cualquiera de sus niveles) y confiere a la sociedad la máxima participación en la gestión de los asuntos públicos a través del principio de subsidiariedad.
Creo que la exposición de VÍCTOR CERVERA es coherente con los postulados carlistas y atina muy bien para que la sociedad actual entienda lo que decimos.
Si es por coherencia, ¿dónde la encontramos en un partido que se llama Socialista Autogestionario (porque lo sigue siendo, ¿verdad?) y que por una parte de sus miembros se defiende la monarquía, sistema discriminatorio y absolutamente antidemocrático por su propia naturaleza y que, además, es discriminatorio en cuanto a género (quien sucede a Carlos Javier es el hijo varón no la hija mayor)?, ¿acaso ya tampoco es el Partido Carlista propugnador y defensor de la Democracia?.
En cuanto a lo territorial: al margen de que el Confederalismo ha sido propuesto, aprobado y mantenido congreso tras congreso desde al menos el IX (Pamplona, 1996) y por ello sigue siendo la UNICA vigente propuesta original del Carlismo en la actualidad también habría que aclarar que la Confederación es la formulación mas soberanista y original derivada del Federalismo, y con una ventaja intrínseca respecto a este y es que mientras que el federalismo es una propuesta que hoy asumen, nominalmente, varios partidos (PsoE, y hasta Podemos) la Confederación la propugnamos solo nosotros, y lo podemos hacer en base a nuestra propia Historia. Recuerdese que el sistema propuesto por Carlos VII era confederal en la práctica (para el Estado solo se reservaba Asuntos Exteriores, Moneda y Ejercito, y este, además, dependía de las voluntarias aportaciones de hombres por parte de los territorios). ¿Qué mas Confederación que el respeto a las Libertades de las naciones peninsulares, incluyendo especialmente el Soberanismo, o acaso que era el «pase foral»?.
Por otra parte ¿no era confederal el carlista Projecte d´Estatut de Catalunya de 1930, o el de Estella de 1932 con participación decisiva del Carlismo?. Tampoco hay que olvidar el de Sarrià como importantísima aportación carlista al que fue aprobado por el pueblo catalán y después casi aniquilado por el TC, origen de todo el conflicto actual. ¿Se van a olvidar las aportaciones teóricas de Joan Bardina o de Joan Bardina, o acaso, especialmente este último -Jefe del Carlismo de Catalunya y asesinado en 1936-, acaso no son «carlistas»?.
En resumen: La Confederación es la propuesta autentica y original del Partido Carlista, lo que actualmente puede ser atractivo. ¿Hay algo distinto que pueda resultar válido y útil, presentable, de cara a la sociedad de hoy mismo y que podamos ofrecer hoy?. A cambio de ello se propone mantener el Dios-Patria-Fueros-Rey, ¡pero para eso ya existe la reacción «tradicionalista»! cuyo éxito en presencia en la vida pública y militancia actuante puede comprobarse de año en año en su concentración anual del Cerro de los Angeles (50 asistentes incluidos lactantes).
Yo comprendo que existen «tradicionalistas» vergonzantes en el Partido Carlista y que merecen todo respeto, pero que tengan la valentía de dar el paso y que engrosen las tristes y despobladas filas de la CTc. Lo contrario, lo que estamos presenciando desde al menos el 2008 y con toda evidencia es el afán de destruir el Carlismo que había podido alcanzar coherencia y planteamientos válidos tras el gran esfuerzo de la reflexión ideológica de sus militantes.
Adenda o aclaración a mi anterior escrito.
El “segundo” Joan Bardina que se incluye se refiere a Tomás Caylà como puede entenderse al mencionar su carácter de Jefe del Carlismo catalán y el haber sido asesinado, al igual que lo había sido su padre anteriormente, por socialistas o anarquistas.
Por lo que escribe Evarist Olcina uno llegaría a la conclusión que las filas del partido carlista andan nutridas de numerosa y fervorosa militancia, cuando tristemente no es esa la realidad de ninguna de las corrientes del carlismo. Nada que objetar a sus comentarios acerca del ‘confederalismo’, aunque insisto que su diferencia con el ‘federalismo’ es cuestión de matices.
Como Víctor Cervera, creo que el carlismo sólo puede dejar de ser una fuerza extra-parlamentaria levantando la bandera de la monarquía federal.
¿Pero habla en serio al proponer como bandera del Carlismo, del Partido Carlista (no hay otra opción política continuadora del glorioso partido) una «monarquía» ya sea federal, centralista, constitucionalista o pluscuamperfecta?.
Recuerdese que, en Europa al menos, el único estado en el que se ha restablecido esa institución ha sido este, y para mas inri por capricho de un general dictador y totalitario patrocinado en su día por las potencias nazifascistas. Y no se nos diga que por voluntad popular plebiscitaria, porque no es cierto, el referéndum que aprobó la constitución en cuyo «paquete» de propuestas estaba la monarquía, ¿y hay que volver a repetir que los partidos que estaban saliendo a la luz lo único que pretendían apoyando aquel bodrio era alcanzar un sistema que les hiciese visibles y operativos y que entre una mas de las cargas que conllevaba aquello estaba la de aceptar la monarquía al igual que para el PsoE y el PC lo era el renunciar a la tricolor?
No, no es serio que el Partido Carlista actual, tras su larga y ejemplar reencuentro con su base ideológica, vuelva a defender una institución antidemocrática y discriminadora.
¿Alguien puede considerar medianamente presentabl y digno que en pleno siglo XXI un partido político democrático, socialista autogestionario -¿o ya no lo es?- propugne un sistema institucional de sucesión prevista e impuesta?. Y para que decir que, además, conlleve mantener como fundamento para proponer un candidato nada menos que ¡un pleito dinástico! que es lo que conlleva el apoyo a un candidato determinado.
Y si alguien quiere, también estoy dispuesto a que examinemos la figura del actual candidato del dinastismo carlista.
Me avergüenza tan solo que el tema que nos motiva esté emergiendo en este 2018 y que lo hagamos público.
El referéndum catalán y la crisis de un régimen.
El Sr Olcina está empeñado en no reconocer que su ponencia anti legitimista y confederalista, no fue aprobada en el último Congreso. No es el caso seguir daño vueltas a una realidad.
Publico un interesante documento que circuló entre carlistas y que conocerlo sirve conocer la problemática y la respuesta carlista)
En relación a la convocatoria, de un referéndum de autodeterminación por parte del Parlamento de Cataluña y el más que esperado choque entre el Poder Central y las autoridades catalanas, de consecuencias imprevisibles, quiero manifestar lo siguiente:
La crisis, innegable ya, del llamado «Estado de las Autonomías», cuyos primeros síntomas se expresaron durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), es inseparable de una crisis más amplia, la del propio régimen político de la Segunda Restauración, que como consecuencia de sus limitaciones estructurales es cada vez más incapaz de integrar y representar a amplios sectores de la población española. Se evidenció en lo que se refiere al plano territorial tanto con el «Estatuto Político de la Comunidad Libre asociada de Euskadi», aprobado por el Parlamento de la C.A.V. en 2004 y rechazado por el Congreso de los Diputados en 2005, como con el nuevo «Estatut d’autonomia de Catalunya», aprobado en referéndum por el pueblo catalán en 2006 y declarado inconstitucional por el Tribunal Constitucional en 2010. El crecimiento exponencial en la sociedad catalana de un sentimiento secesionista, hasta entonces muy minoritario, hay que entenderlo como resultado de la frustración generada por aquella Sentencia del Tribunal Constitucional, en contra de la cual se movilizó inmediatamente un millón de ciudadanos catalanes en una manifestación convocada con el lema «Som una nació, nosaltres decidim».
Pero en el camino que lleva a la grave situación del momento actual, no debemos olvidar la responsabilidad partidista de una clase política que ha demostrado de manera persistente su total irresponsabilidad cívica, tanto en Madrid como en Barcelona, al utilizar la táctica de «o conmigo o contra mí» con el fin de generar una cortina de humo que desviase la atención ciudadana de la multiplicación escandalosa de los casos de corrupción o del coste social de sus políticas neoliberales. Se abrieron brechas tanto en las Españas como en la propia Cataluña que van ser a ser difíciles de cerrar adecuadamente.
Los carlistas asumimos y defendemos el derecho de autodeterminación de todo pueblo para decidir las estructuras políticas en las que desarrollará su vida social. Pero también sentimos y reivindicamos la tradicional españolidad de la nación catalana, ya que sin la identidad española no se entiende la catalana y viceversa. Por todo ello rechazamos el esquema de los dos bloques nacionalistas, centrípetos y centrífugos, que identifica erróneamente la «autodeterminación» como derecho democrático con la «independencia» como proyecto político, al mismo tiempo que la españolidad como realidad histórica con el modelo político y cultural del Estado-Nación construido a imitación del centralismo francés y con olvido precisamente de esa misma realidad histórica, la de la verdadera tradición española.
Así, ante la consulta del 1 de octubre, consideramos que ni el momento es el más oportuno ni el contenido de la papeleta es el más afortunado. Por un lado, con un Gobierno del Partido Popular que ha salido reforzado de las últimas elecciones generales, mientras emergen voces que plantean una reforma constitucional en clave recentralizadora y aún más autoritaria, con el cierre definitivo del proceso autonómico en todo el territorio español. Por otro, en el referéndum de 2014 se planteaba una doble pregunta, «¿Quiere que Cataluña sea un Estado?» y «¿Quiere que este Estado sea independiente?», que a través del SI-NO permitía definir una tercera vía federativa. En esta ocasión solamente habrá una única pregunta, «¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de República?», lo que condiciona inevitablemente los términos del debate público.
Ignoramos que va ocurrir al día siguiente del referéndum, pero lo que sí sabemos es que la tensión entre unionismo y secesionismo no ha hecho más que empobrecer a la sociedad española y catalana. La reconstrucción de puentes, dentro de la propia Cataluña y con las demás Españas, es una necesidad urgente, pero solamente puede ser abordada desde una perspectiva que vaya más allá del concepto jacobino del Estado-Nación, antítesis de nuestra tradición foral, y que nos permita reencontrarnos como Pueblos en una España federal y plurinacional.
En el último congreso del Partido Carlista no se atacó ni fue derrotado el planteamiento de Confederación. Fue derrotado el hecho de hacer de este principio territorial, un elemento político superador de la dicotomía (monarquía-república). Una de las ponencias apoyadas en la Asamblea por una mayoría de tres a uno, menciona y habla claramente de confederación vinculada a la monarquía carlista.