[Opinión] Ahorcado en su propia soga

Artículo de Jesús María Aragón, publicado en Plaza Nueva 24/11/2020

Las manías, las obsesiones, las fobias, el fanatismo, el odio…, nublan la razón y no dejan pensar con claridad porque no son actitudes constructivas, no aportan nada positivo a la ciencia, ni a la sabiduría, ni a la convivencia social, sino que deshumanizan porque impiden la percepción de la realidad, la deforman.

Algo así le pasa a Víctor Moreno en su escrito “La parte por el todo, y viceversa” aparecido en Gara el 20 de noviembre pasado; en él da una clase sobre figuras literarias, centrándose en la sinécdoque (tomar la parte por el todo, y viceversa). Pone como ejemplos de sinécdoque nombres de países (España, Euskadi, Catalunya…) y dice de ellos que son nombres abstractos, que no existen, que son una sinécdoque, y que cuando se toman como una totalidad, que no existe, se utiliza un lenguaje totalitario que no respeta la pluralidad particular de las partes. Y toda esta agua la dirige a su molino particular, a su obsesión enfermiza por el Carlismo.

Se atreve a decir que si algún carlista salvó alguna vida de no carlistas en la desgracia del 36-39, fue por su bondad particular (por seguir con su vocabulario), no por su Carlismo. Ahora bien, si el carlista “bueno”, según Moreno, no representa al Carlismo como totalidad, esto quiere decir que en el Carlismo hay más partes, una de las cuales seria el carlista “malo”, cuya actuación, al igual que la del “bueno”, no fue como carlista sino como ser humano.

Así que si el carlista “bueno” no salva al Carlismo como totalidad (que no existe, según Moreno), el carlista “malo” tampoco define el Carlismo como totalidad (aunque no exista, según Moreno). Achaca al Carlismo todo lo peor que se le ocurre, cayendo así, él mismo, en la sinécdoque y en el lenguaje totalitario que denuncia en el párrafo 6º de su escrito.

Le diré que es normal, y lo esperable, que un grupo social, como todo organismo vivo, una totalidad (en su vocabulario), resalte lo que le conviene y rechace lo que le perjudica, porque el todo es más que la suma de sus partes.

Por eso el Carlismo repudió a los que aceptaron el Decreto de Unificación franquista de abril del 37, cambiando su lealtad (dejaron el Carlismo y se pasaron al franquismo).

Además, no se entiende, porque no tiene sentido, que el carlista “bueno” forme parte de una totalidad (que no existe), de una ideología criminal (de una totalidad que no existe, repito, según dice Moreno); ni pies, ni cabeza; y tampoco Moreno es nadie para hablar en nombre del carlista “bueno” diciéndole que no es lo que cree y quiere ser: carlista.

Así que de literatura y sus “figuras” sabrá algo Moreno, pero de lógica… poca cosa; por cierto que la Lógica también tiene sus “figuras”, pero como yo no soy profesor….

Puede seguir leyendo a Hobbes, si lo considera adecuado para él, pero que lo haga con un profesor de filosofía que le guíe, a su lado, por favor.

La coherencia entre lo que se piensa, se dice, se siente, y se hace, es un valor positivo, dice mucho, y para bien, normalmente, de uno.