Montejurra 2014

En DEIA hoy : El carlismo, opción de izquierdas y socialista

El carlismo, opción de izquierdas y socialista
EL SECRETARIO GENERAL FEDERAL DEL PARTIDO CARLISTA DE LAS ESPAÑAS, JESÚS MARÍA ARAGÓN, REALIZA UNA RADIOGRAFÍA DE LA SITUACIÓN DE SU MOVIMIENTO POLÍTICO EN PLENO SIGLO XXI

UN REPORTAJE DE I. GORRITI – Domingo, 4 de Mayo de 2014 – Actualizado a las 06:04h

NO es nada fácil escribir hoy sobre el carlismo. El movimiento surgido en el siglo XIX ha evolucionado en los últimos tiempos. Nació como respuesta política española, de carácter conservador, tradicionalista y foralista, que en 1833 apoyó las pretensiones al trono de Carlos María Isidro de Borbón, hermano de Fernando VII. El carlismo no aceptaba a Isabel II como reina de España. Cuando Fernando aprobó en 1830 la denominada Pragmática Sanción, que hacía posible la sucesión femenina, los apostólicos se declararon partidarios de don Carlos. Tras morir el rey estalló la Primera Guerra Carlista. Con los sucesores de don Carlos, el problema siguió planteado y sus partidarios desencadenaron la Segunda y Tercera Guerras Carlistas.

El secretario general federal del Partido Carlista de las Españas (PC), Jesús María Aragón, asegura en declaraciones a DEIA que «el carlismo es un sobreviviente de la Historia; ha sobrevivido a tres guerras contra el liberalismo centralista, imperialista y esquilmador; ha sobrevivido a una cruel, desgraciada, y fallida guerra civil; ha sobrevivido a la asesina, represora, y triste dictadura de Franco. Y los carlistas tenemos toda la intención de que sobreviva al legado de Franco en la Jefatura del Estado, a esta monarquía liberal absorbente, bipartidista y degradadora de la democracia», valora.

Aragón es consciente de que, a pesar de la larga historia de su fuerza política, hoy día no es un partido conocido por la mayoría de la sociedad. «Somos unos desconocidos para la gente de la calle, que nos relaciona con el dictador Franco, fruto de la historia que él mandó escribir y que, sorprendentemente, es aceptada bastante acríticamente; pero cuando ven que, ni de lejos, somos franquistas, se asombran», explica.

Siempre según las palabras del secretario general del Partido Carlista de las Españas, el carlismo, aparte de las «confusiones interesadas oficiales», es actualmente el continuador de un levantamiento popular, ocurrido en 1833, en defensa de un modo de vida tradicional en el que «los comunales, administrados por los municipios o por la iglesia, eran básicos para la supervivencia de la gente campesina que no tenía medios para vivir, frente al ataque del liberalismo que les privaba del disfrute tradicional de dichos comunales, regidos por los fueros».

La evolución ha llevado a que a día de hoy se presenten como una formación alternativa de la izquierda y socialista, como confirma Feliciano Vélez, exalcalde de Puente la Reina. Según Jesús María Aragón, «el lema primigenio del carlismo, Dios, Patria, Fueros, Rey, tiene una adecuada traducción en el lema surgido de la reflexión que sobre sí mismo hizo en los años 60 y 70 del siglo pasado: Libertad para escoger, Socialismo para compartir, Federalismo para convivir, Autogestión para decidir».

El PC no admite que se le atribuyan vocablos como absolutismo, antiguo régimen o rama alternativa de la dinastía de los Borbones. Así, cuando se dice «antiguo régimen, nosotros decimos fueros; rama alternativa de la dinastía de los Borbones, decimos dinastía legítima, según las leyes en vigor en 1833. Es como si tachásemos al liberalismo de esclavista porque efectivamente permitía el tráfico de esclavos».

ANTILIBERALES Aragón hace memoria de las escisiones, expulsiones y desafecciones que ha habido en el Partido Carlista, pero matiza que «el núcleo fundamental» es el que ha seguido con los reyes al frente (Carlos V, Carlos VI, Carlos VII, Jaime III, Alfonso Carlos, Javier I y Carlos Hugo I), con los secretarios generales federales y los congresos federales respectivos y regulares: «Esa legitimidad de la continuidad histórica del carlismo le corresponde al Partido Carlista de las Españas».

A su juicio, la comunión tradicionalista carlista es una «refundación» de 1986 compuesta por miembros expulsados o que se fueron voluntariamente del partido, y por «gente suelta que no acierta a entender que el vocabulario carlista no es algo fósil, y que el lenguaje tiene que servir para el hombre del momento, así como que la tradición no es algo que sucedió, sino que la vamos haciendo los carlistas en una reflexión inacabada sobre nosotros mismos».

Por ello, dice que siguen siendo «antiliberales» en su aspecto económico. «Estamos en contra del capitalismo salvaje, lo fundamental de la actividad económica no es el beneficio individual sino el colectivo, no es el interés, sino el beneficio social, y la economía ha de estar al servicio de la persona, no del capital».
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