[Opinión] El conflicto de España-Catalunya

Artículo de Manuel Fernández de Sevilla*

Nadie puede negar la realidad histórica de la existencia de los Condes de Barcelona, al margen del origen de la cuatribarrada, existieron. De hecho Ramón Berenguer IV Conde de Barcelona contrajo matrimonio con Petronila de Aragón, última heredera del Reino de Aragón. Ambos contrayentes se unieron en matrimonio formando la Corona de Aragón, la cual significó la Unión personal y dinástica de Aragón con Catalunya y Catalunya con Aragón, una unión entre iguales que mantenía la independencia de ambos Estados a pesar de tener el mismo monarca.

Esa unión de ambos Estados que tenían el mismo monarca permitía que Catalunya desarrollase su ritmo político, sus leyes propias y Hacienda,… de manera independiente al Estado de Aragón, el cual a su vez tenía sus Fueros, Cortes, Hacienda, Tribunales de Justicia, de manera independiente y separada de Catalunya. Es decir, Catalunya no mandaba nada en Aragón, ni Aragón mandaba nada en Catalunya. Eso si, Ramón Berenguer IV Conde de Barcelona se convirtió en Rey de Aragón consorte, y Petronila se convirtió en Condesa consorte de Barcelona.

La realidad es que la gente que se adentra en el mundo medieval y descubre que Catalunya fue un Estado independiente unido por el Conde de Barcelona, un Estado que se regía por sus propias Constitucions Catalanes,  pues así se llamaban sus Fueros, y que gozaba de instituciones propias como la Generalitat Catalana, eso si, todas ellas le guardaban fidelidad y obediencia y respeto al Conde de Barcelona, quien en su día había jurado cumplir y hacer guardar las Constituciones Catalanas.
Hoy en día en España nadie sabe que este sistema que se llamó monarquía pactista llegó hasta el año 1714.

La definición de Nación Catalana data de los años 1701-1714, coincide con la guerra de Sucesión a la Corona de las Españas, en la cual prácticamente toda Catalunya tomó parte por el Archiduque Carlos III de Austria como Rey de las Españas frente a Felipe V de Borbón.  Ambos candidatos representaban dos modelos políticos distintos a nivel territorial de entender la Monarquía Hispánica.

La tradición de esta monarquía se basó en el pactismo de la Corona de Aragón, expresado por el político y jurista madrileño del siglo XVI Solórzano Pereira: “los reinos deben ser regidos y gobernados como si el rey que los mantiene unidos, fuera el Rey de cada uno de ellos”, lo que expresaba la importancia que la Corona de las Españas era una monarquía compuesta de diversos Estados, cada uno con sus Cortes, leyes propias y Fueros o Constituciones propias, Hacienda propia,… era una especie de Federación histórica monárquica basada en el pacto entre el monarca que juraba los distintos Fueros y el pueblo que vivía en cada uno de aquellos Estados.

Así por ejemplo el Regne de Valencia tenía sus propios Fueros y Cortes, sin que ello significara la intromisión de otro Estado sobre sus intereses. El monarca común mantenía la unidad de toda la monarquía Hispánica bajo criterios heterogéneos, flexibles y plurales, de manera que en aquella Monarquía Hispánica llamada por algunos Imperio Español, estaban Estados como Milán o Flandes los cuales se autogobernaban así mismos con sus propias leyes constitucionales históricas badadas en el derecho consuetudinario y la tradición medieval pactista entre el monarca y el pueblo.

Esa tradición pactista heterogéneas flexible y plural fue rota cuando llegó Felipe V de Borbón que impuso una estructura centralista con los Decretos de Nueva Planta, lo que explica que los Catalanes lucharan por el Archiduque Carlos III de Austria y no por el Borbón. Porque el archiduque respetaba sus Constituciones y su independencia y autogobierno político concerniente al Principat de Catalunya, nombre por el que ya se le conocía a Catalunya en 1700.

No es que los Catalanes fueran separatistas, es que lucharon por el viejo modelo de monarquía pactista defendido por la Casa de Austria, lo cual garantizaba su independencia derechos y libertades frente al centralismo político que finalmente impuso el Borbón. La derrota Austracista de 1714, trajo el destierro a la corte de Viena a miles de familias desplazadas de origen catalán, aragones, castellanas y valencianas, que se exiliaron a la Corte del Archiduque Carlos en Viena.

Pero volviendo al tema principal de la tradición federalista de las Españas y su monarquía pactista Hispánica, en 1714 se rompió el lema de los Reyes Católicos “Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando” lo que venía a decir que la unidad de los diferentes Estados peninsulares bajo la misma monarquía se hacía en pié de igualdad y que Castilla respetaría el normal funcionamiento tradicional de la Corona de Aragón formada por 6 Estados: Catalunya, Valencia, Aragón, Mallorca, Sicilia, Nápoles. Cada uno de esos Estados tenía sus propios Fueros y Parlamentos o Cortes, en la práctica al tener sus propias leyes, eran Estados independientes unidos bajo la misma monarquía y por el mismo Rey.

A partir de 1714 a 1833 sólo Navarra y País Vasco mantuvieron esta estructura Foral cada vez más recortada a lo largo del tiempo, por la política centralista borbónica, hasta el estallido en 1833 de las guerras carlistas que de nuevo puso en valor el conflicto dinástico en el seno de la Casa de Borbón, llevando a la rama carlista de los Borbones a ser sensible a las demandas Foralistas y constitucionales de los territorios vascos y navarros. La Dinastía Carlista defendió los Fueros y Constituciones históricas de los distintos Estados que formaron parte en el pasado de la monarquía pactista Hispánica. El carlismo planteó la necesidad de una monarquía Federal que restaurase las Constituciones Forales en cada uno de aquellos Estados como el Regne de Valencia o el Principat  de Catalunya.

El carlismo perdió militarmente en 1876 pero los hijos de los Foralistas y tradicionalistas que militaron en sus filas y formaron parte de los ejércitos carlistas que combatieron el centralismo liberal burgués capitalista de la “Nación Española” de los liberales, se hicieron nacionalistas vascos y catalanes. El Nacionalismo español alimentó el nacionalismo vasco y catalán por el fuerte desarrollo del concepto centralista del Estado Español.

En lugar de aplicar el programa político Federal de monarquía pactista, la burguesía nacionalista española que había tomado el poder en 1812 y que desarrolló un Constitucionalismo uniformista, homogéneo y centralista y todo ello eliminando la tradición comunal de los bienes y tierras comunales, obligaron al país tras la derrota militar del carlismo a regirse por el sistema económico capitalista, copiado del modelo anglosajón que funcionaba desde el siglo XVIII.

*Economista