El ‘momentico’ de Navarra

Cualquier momento es bueno para la alegría en San Fermín, y mucho más en estos tiempos de crisis que nos toca vivir, por lo que nada más lejos de mi intención que plantear la renuncia a ninguno de ellos.

Sin embargo, el 7 de julio es un día muy largo en el que hay tiempo para todo y, si queremos, siempre podemos encontrar ese momentico junto a los Fueros para dejar una flor y rememorar los luctuosos hechos que para nuestra patria navarra y para los navarros de nación ocurrió en esa fecha hace 495 años, cuando fue entregada, como conquista militar, por Fernando El Católico (mejor llamado -el falsario- o -uñas largas-), a las Cortes castellanas reunidas en la casa del Cordón de Burgos para su anexión a Castilla, sin que en aquel oprobioso acto estuviera presente ni un navarro a pesar de los bulos que, sobre el regocijo general de los mismos por este hecho, hicieron circular los conquistadores. Extremo que quisieron fundamentar en las solicitudes de las sometidas y amañadas Cortes navarras de 1513 a las que sólo asistieron los cómplices beamonteses del conquistador.

Es cierto que en esa entrega y para infructuosamente intentar acabar con la resistencia navarra simularon respetar el derecho internacional haciendo constar que la anexión se daba con respeto de sus propias instituciones, Cortes, fueros y fronteras, como reino soberano que era, separado y distinto, como así debía permanecer, aunque imponiendo la dinastía conquistadora. Los hechos demostraron enseguida que se trataba de una ficción y en las listas de agravios queda constancia oficial de ello.

Todos sabemos que San Fermín es el 25 de septiembre y que sólo por decisión del político obispo castellano Bernardo Sandoval, en 1591, lo venimos agasajando además, por duplicado, el 7 de julio, ya que -casualmente- lo hizo coincidir con la oprobiosa fecha, solapándola y consiguiendo que la celebremos nada menos que como fiesta mayor. Bernardo Sandoval que estaba bajo la protección de su sobrino el valido real y Duque de Lerma, al que se tenía por el mayor ladrón de España, fue después arzobispo primado de Toledo, cardenal, consejero de Estado e inquisidor general, claro que lo suyo le costó, pues estuvo pagándole al sobrino 2.000 ducados al mes durante años.

San Fermín como buen navarro que dicen que fue, no se enfadará por ello, sino que estará muy satisfecho de ver que sus paisanos sabemos mantener la dignidad y la memoria siendo capaces también de dedicar un momento a recordar sin acritud pero con la seriedad y el respeto debido la Historia de nuestra nación navarra, a los que la vendieron y sojuzgaron, y a los que dieron la vida defendiéndola, así como a nuestros hermanos de la sexta merindad y de la Navarra toda, de toda Euskal Herria.

Este recuerdo, como el de los catalanes con Casanovas o los castellanos con los comuneros, nos invita a seguir reclamando democráticamente la soberania arrebatada, la reintegración foral plena, tal como lo imponen textualmente las incumplidas y protestadas leyes de conquista, con el fin de asegurar nuestro autogobierno, que aún no se nos ha dado la oportunidad de votar, como lo han hecho en otras comunidades; y también la convivencia armónica y pacífica desde la libertad y el respeto mutuo con nuestros vecinos, con Europa, y con el mundo.

Patxi Ventura

Artículo publicado en Diario de Noticias 6/07/2010