LA PRUEBA DEL ALGODON

La prueba del algodón (Por Josu Oskoz, Sabino Ormazabal e Izaskun Alonso – Miércoles, 26 de Noviembre de 2014). En palabras de José Saramago, “la Declaración Universal de los derechos humanos, tal y como está redactada, y sin necesidad de alterar siquiera una coma, podría sustituir con creces, en lo que respecta a la rectitud de principios y a la claridad de objetivos, a los programas de todos los partidos políticos del mundo…”.
Los principios fundamentales de los derechos humanos constituyen una referencia básica en la aplicación de dicha declaración: la universalidad (los derechos humanos se han de reconocer a todas las personas, sin excepción); la indivisibilidad (los derechos humanos son indivisibles e interdependientes); la participación y la consulta (las personas tienen derecho a participar en la adopción de decisiones para proteger sus derechos y sus opiniones deben tenerse en cuenta); la no discriminación (se han de garantizar los derechos humanos sin discriminación alguna, principio que se extiende a las políticas y las prácticas que podrían tener un efecto discriminatorio); la rendición de cuentas (se han de crear mecanismos de rendición de cuentas para hacer efectivo el ejercicio de los derechos); y la transparencia (las administraciones deben divulgar abiertamente toda la información y los procesos de adopción de decisiones relacionados con los derechos).
Desde Argituz, y a partir de unos parámetros diseñados internacionalmente por diversos colectivos sociales, proponemos que, en estos momentos en que las diferentes organizaciones políticas anuncian los rostros de sus candidaturas para la próxima cita electoral y preparan sus programas correspondientes, apliquen a los mismos la siguiente batería de criterios que no solo articula las expectativas mínimas de nuestra sociedad en torno a los derechos humanos, sino que también puede constituir una herramienta única para evaluar de forma objetiva el compromiso de dichos programas con los derechos humanos para todas las personas. Deben aclarar si:
• Apoyan los derechos humanos de manera integral, tomando en consideración su universalidad, indivisibilidad e interdependencia.
• Se aplican universalmente a todas las personas. Y, en concreto, si adoptan un enfoque universal para todas las obligaciones de derechos económicos y sociales básicos mínimos, como asegurar la educación primaria gratuita o la atención primaria de salud para todas las personas.
• Aseguran total transparencia y participación real a todas las personas en la toma de decisiones.
• Apoyan sistemas de seguimiento de las políticas con la participación efectiva de la ciudadanía.
• Aseguran la rendición de cuentas en derechos humanos de todos los actores implicados.
• Combaten la desigualdad y ponen fin a la discriminación en todas sus formas.
• Apoyan específica e integralmente los derechos de las niñas y las mujeres. Y concretamente, cómo van a eliminar las formas múltiples y cruzadas de discriminación que enfrentan, y si incluyen una serie de medidas positivas para eliminar la discriminación estructural y garantizar un disfrute sustancial de igualdad.
• Aseguran un nivel mínimo de bienestar socioeconómico para todas las personas.
• Garantizan un nivel mínimo de protección social de calidad para todas las personas en consonancia con los derechos humanos.
En momentos como los actuales, en los que la corrupción atraviesa los cimientos de nuestra sociedad, y en que la crisis económica, los recortes en el gasto público y el desmantelamiento del Estado de Bienestar afectan a los derechos humanos -en forma desproporcionada para los colectivos más vulnerables-, las organizaciones políticas deben asegurar y hacer público su compromiso para que los procesos de formulación y aplicación de sus políticas se basen en un planteamiento de derechos humanos que contemple los citados principios y sean fruto, además, de la participación y la inclusión, el estado de derecho y la rendición de cuentas, la no discriminación y la transparencia.
Porque cuando cada vez más personas se ven arrojadas a la pobreza y tanto crecen la desigualdad y la exclusión de los colectivos más vulnerables, y cuando se limita la libertad de expresión y la protesta pacífica, precisamente entonces resulta de vital importancia la protección que ofrecen los derechos humanos, así como el compromiso de garantizarlos por parte de todas las personas y todas las organizaciones (partidos e instituciones incluidos). Sin olvidar que en esto, como en todo, obras son amores y no buenas razones.
En representación de la Asociación Pro derechos humanos Argituz