¡Salvar a Navarra!

Difícilmente podrá encontrarse territorio mas deseado que Navarra. Desde el escudo de armas de los reyes de Francia, partido en dos: campo de azur flordelisado y campo de gules con las cadenas del viejo reino, hasta las, ¿interesadas?, confusiones de los mapas que incluyen a Navarra en la Corona de Aragón junto con Catalunya, les Illes, Valencia, el Roselló y, naturalmente, el propio Aragón.

Oscuro pájaro del deseo, podríamos calificar a esas nobilísimas tierras, las más europeas tal vez de toda la peninsula mediante el continuo cordón umbilical del camino de Santiago, la duradera vinculación a Francia, y su innato sentido de la Libertad y de la Dignidad.

Dos características siempre puestas en peligro y que también siempre han sido duramente defendidas por sus habitantes, especialmente desde que Fernando II de Aragón, tras invadir Navarra, la incorporó “manu militari” a un proyecto de España encarnado tan solo en la Castilla de Isabel I.

Algún pobre, pero siempre peligroso fanático que ese día, el pasado 17, conoció el paseo de Sarasate en Pamplona, se desgañitaba gritando, antes de volver al autobús que gratuitamente lo había traído desde cualquier provincia, que “Navarra es la cuna de España”.

Antes, personajes similares, afirmaban que esa cuna era Covadonga, pero que más da, el mensaje es el mismo, el de la unicidad, el de la patrimonialidad que inspira una defensa de la “propiedad” de un territorio, que siempre nos será lanzado desde Madrid, y que jamás hablará de respeto a la libre voluntad, la que sea, del pueblo navarro, o de cualquier otro.

Como muy bien expresa la nota de Pérez Nievas, en su calidad de Secretario General del Partido Carlista-EKA en Navarra oponiendose a la manifestación, y que reproducimos en otra parte de este número, la convocatoria de UPN-PP se hizo por la LIBERTAD, pese a que desde 1812 Navarra está sometida “a lo que otros decidan y le impongan”, y lo clarifica con esta inamovible constatación: “Se dice que Navarra no es negociable, sería mas propio hablar de que los derechos del pueblo navarro no son negociables, cuando se llevan dos siglos tratando de negociarlos incluso por el actual gobierno”.

Un gobierno –nos referimos al español- podríamos añadir, que mantiene la misma política y criterios que absolutamente todos los que le precedieron incluido el franquista desde 1812 en adelante, y que si de él dependiera llegaría a un acuerdo con el PP para, sin consultar al pueblo navarro, suprimir la Transitoria Cuarta de la para otros temas intangible Constitución, con lo que proseguiría con igual actividad liberticida y antinavarra cuyos datos mas contemporáneos se refieren a la “gamazada” de 1898, a las “sugerencias” de Giménez Caballero a la jefatura carlista recién concluida la guerra del 36 para que se renunciara a los fueros, o la maniobra del gobernador franquista Valero Bermejo en los siguientes cincuenta para recortarlos, todos intentos fallidos gracias a la contundente negativa y dura oposición del partido carlista y del pueblo navarro; y podríamos añadir que tal actitud es también continuada por el actual gobierno de UPN, sucursal del PP, partidista convocante de la manifestación, que se ha opuesto al menos en cuatro ocasiones a acuerdos del parlamento navarro.

Hasta el presente -y si alguien tiene datos de contrario, que nos los comunique- cuantos agravios (con evidentes intentos de cercenación de los Fueros), y restantes conflictos de derechos y territorialidad producidos a Navarra tras su anexión por la fuerza a la corona española por Fernando el Católico, han procedido de “Madrid”, del gobierno central, jamás de parte vasca estricta, salvo que alguien saque de la alacena de la historia algún problema de mugas o simplemente municipal. Una realidad difícilmente asimilable por quienes desde siempre no han querido ni podido asumir la excepcionalidad foral de Navarra, espejo de libertades, y que ahora pretenden

¡SALVAR A LOS NAVARROS DE SU PROPIA VOLUNTAD QUE NUNCA FUE CONSULTADA!.

Artículo publicado en el Federal Nº29 de Marzo de 2007